Múnich ha sido el epicentro del último gran terremoto que ha vivido el mundo del arte. En la capital bávara las autoridades han recuperado el conjunto de obras pictóricas de las que hizo acopio durante los años del nazismo Hildebrand Gurlitt. Su hijo, Cornelius Gurlitt, ocultó durante décadas más de un millar de cuadros de pintores célebres, incluidos de grandes maestros, como Pablo Picasso (1881-1973) o Henri Matisse (1869-1954). En la colección de su padre, uno de los elegidos por el Tercer Reich para hacer negocios con obras artísticas, había cuadros hasta ahora desconocidos de Marc Chagall (1887-1985) y Otto Dix (1891-1969). Las circunstancias que permitieron a estas obras salir a la luz fueron azarosas, al igual que las de otros tesoros robados por los nazis que han sido descubiertos. Y es que los caminos de la historia del arte también son inescrutables.