El primer ministro británico, Boris Johnson, afronta este 5 de mayo su primer test electoral desde el escándalo de las fiestas celebradas en su residencia de Downing Street durante la pandemia, cuando millones de ciudadanos acudan a las urnas para votar en los comicios locales que tienen lugar en Gran Bretaña. Las tres regiones británicas -Inglaterra, Gales y Escocia- celebran este jueves unos comicios locales que permitirán conocer el nivel de apoyo que disfrutan los partidos, mientras que en Irlanda del Norte habrá comicios a la Asamblea autonómica de la provincia.
En esta cita, que en la práctica es una disputa bipartidista -entre conservadores y laboristas-, están en juego 4.360 puestos de concejal en 146 consistorios ingleses, de un total de 333, mientras que se renuevan todos los 32 de Escocia y los 22 de Gales. Las encuestas anticipan un duro varapalo para los conservadores de Johnson.
Acude con su perro
El primer ministro británico acudió esta mañana a su colegio electoral del bario de Westminster, en el centro de Londres, para votar en los comicios locales que se celebran este jueves en Gran Bretaña. El jefe del Gobierno llevó a su perro Dilyn al centro Metodista de Westminster, cerca de su residencia oficial de Downing Street, para depositar su voto, pero lo hizo sin su esposa, Carrie Johnson.
Elecciones en Irlanda del norte
También hay elecciones en Irlanda del Norte, donde los votantes elegirán la nueva composición de la Asamblea autonómica de la provincia, compuesta por 90 escaños. La región celebra este jueves elecciones parlamentarias, por primera vez con el nacionalista Sinn Féin como favorito en los sondeos, lo que de confirmarse supondría un giro político sin precedentes y obligaría a reconfigurar los equilibrios de poder tanto en Belfast como en Londres.
Los Acuerdos de Viernes Santo sentaron en 1998 las bases de un escenario basado en el reparto de poderes, pero la balanza siempre se había inclinado del lado del Partido Democrático Unionista (DUP), partidario de la integración de Irlanda del Norte en el conjunto de Reino Unido. Sin embargo, los sondeos conceden en esta ocasión al DUP una intención de voto que ronda el 20 por ciento, a seis o siete puntos del Sinn Féin, antiguo brazo político del IRA y defensor de la unificación del Úlster con Irlanda.
Si se confirma, la formación nacionalista estaría en disposición de presentar a su candidata, Michelle O'Neill, como futura primera ministra norirlandesa. Sería una victoria más simbólica que práctica -las dos facciones están obligadas a compartir el poder-, pero agravaría la crisis del unionismo, que cotiza a la baja desde las elecciones de 2017. En juego están los 90 escaños que conforman la Asamblea de Stormont, donde podría ganar peso también el Partido de la Alianza, una formación liberal surgida en los setenta como alternativa a los grandes bloques y que se aspira a afianzarse como tercera vía.