Internacional

Rumanía y Bulgaria se adhieren al espacio Schengen tras más de una década de espera

Ambos países, que se unieron a la UE en 2007 y recibieron en 2022 la aprobación de la Comisión, pero tuvieron que esperar tras dos años de vetos de Austria

  • Imagen de la frontera entre Rumanía y Hungría -

Después de más de diez años de espera y otros dos de bloqueo por parte del gobierno de Austria, Rumanía y Bulgaria se unieron este miércoles de manera definitiva al espacio Schengen, permitiendo la libre circulación comunitaria.

Durante la madrugada, el ministro del Interior rumano, Catalin Predoiu, y su homólogo búlgaro, Atanas Ilkov, celebraron la eliminación del control fronterizo terrestre entre ambos países en el paso fronterizo Giurgiu-Ruse. "Es un momento histórico, cargado de significados políticos, pero también con consecuencias prácticas importantes para cada uno de los ciudadanos rumanos, para las empresas rumanas y búlgaras, para las compañías que operan en ambos países, para nuestras naciones y para Europa", expresó Predoiu.

Por su parte, Ilkov resaltó la colaboración entre ambos países para alcanzar este objetivo común: "Quiero recordar que entre Rumanía y Bulgaria existió más que una confianza institucional, fuimos verdaderos socios y por eso podemos celebrar este momento".

Los dos países balcánicos, que se unieron a la Unión Europea (UE) en 2007, recibieron en 2022 la aprobación de la Comisión Europea para entrar en la zona de libre circulación, pero tuvieron que esperar dos años más debido al veto de Austria.

El gobierno de conservadores y ecologistas de Viena sostenía que no era suficiente la protección de las fronteras exteriores de la UE para frenar la inmigración irregular. Tras dos años de negociaciones y una mejora en las medidas de seguridad, Austria levantó en diciembre su veto a la plena incorporación de los dos países balcánicos a Schengen.

En abril pasado, ambos países ya habían ingresado parcialmente a la zona de libre circulación, al eliminarse los controles en el tráfico aéreo y marítimo, aunque los controles terrestres permanecieron.

Los dos países excomunistas, que son los más pobres de la UE, atraviesan un difícil momento político. Bulgaria sigue con un gobierno interino tras las séptimas elecciones generales desde 2021, mientras que Rumanía deberá repetir sus elecciones presidenciales en marzo, después de que el Tribunal Constitucional anuló la primera vuelta del 24 de noviembre debido a indicios de injerencia rusa.

A la medianoche pasada, se eliminaron decenas de puestos fronterizos rumanos y búlgaros, aunque durante los próximos seis meses se mantendrán algunos controles aleatorios. El objetivo de estas medidas temporales es prevenir riesgos de seguridad derivados de cambios en los flujos migratorios tras la eliminación de los controles permanentes.

"No se hará como ahora con todos (los vehículos), sino que se aplicarán dos principios, de forma aleatoria y por análisis de riesgos, que incluye información sobre personas y vehículos de interés operativo, así como las personas que viajan en ellos", explicó Anton Zlatanov, director de la Policía Fronteriza de Bulgaria. "Bajo nuestra vigilancia seguirán los elementos criminales que intentan cometer delitos transfronterizos, ya sea tráfico de migrantes, drogas u otros bienes", agregó el funcionario búlgaro.

A partir del 1 de julio, los pasos fronterizos dejarán de operar y los controles se realizarán aleatoriamente hasta 30 kilómetros de la frontera, tal como sucederá entre Bulgaria y Grecia desde hoy mismo. Por esa frontera pasan cada año por tierra alrededor de ocho millones de personas, en unos dos millones de vehículos, mayormente turistas búlgaros y rumanos.

Para superar el veto austríaco, Bulgaria invirtió unos 130 millones de euros adicionales en detectores de movimiento, cámaras térmicas, lanchas patrulleras y vehículos todoterreno para vigilar mejor su frontera con Turquía.

A lo largo de sus 243 kilómetros, esta frontera externa de la UE está vallada y por ella transitan unos dos millones de camiones provenientes de Turquía y el resto de Oriente Medio. El número de cruces de migrantes ilegales por esta frontera se redujo a un tercio en 2024 respecto al año anterior, según datos recientes del Ministerio del Interior búlgaro.

Según un análisis del Instituto de Investigaciones Económicas de la Academia de Ciencias de Bulgaria, este país balcánico espera efectos económicos positivos valorados en más de 800 millones de euros al eliminarse los controles en sus fronteras con Rumanía y Grecia. Los beneficios directos y potenciales serán especialmente importantes para exportadores, importadores, empresas de transporte y también para el sector turístico.

En Rumanía, se esperan beneficios económicos equivalentes al 2 % del Producto Interior Bruto (PIB) y según el analista Adrian Negrescu, solo el sector del transporte espera beneficios por unos 2.000 millones de euros. La expansión de Schengen es un "alivio para los transportistas en un momento en que los pedidos están disminuyendo", afirmó Negrescu en declaraciones a EFE en Bucarest. "El hecho de que tengamos acceso sin obstáculos en la frontera occidental representa una oportunidad para las empresas de transporte en el mercado logístico europeo, ya que tenemos más competitividad", concluyó el analista rumano.

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