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Los siete lugares con más magia de Canarias: una escapada inolvidable

Disfrutar de buen clima, estupendas playas y paisajes extraordinarios difíciles de encontrar es un regalo con todas las letras. No sólo porque nadie haría ascos a un viaje con esos alicientes sino porque la posibilidad de disfrutarlo además en pleno invierno tiene mucho de mágico. 

  • Los siete lugares con más magia de Canarias: el Parque Nacional El Teide (Gtres).

Ese adjetivo describe bien gran parte de las islas Canarias, que cuenta con algunos de los rincones más especiales del planeta. Si no, echad un vistazo a estas maravillas. Sólo son un pequeño aperitivo de lo que esconde este pequeño paraíso.

Faro de Orchilla (El Pinar del Hierro, El Hierro)

Además de las alucinantes piscinas naturales del Pozo de la Calcosa, La Frontera o Las Macetas, el paisaje protegido de Timijiraque o los miradores de Bascos y La Peña, en El Hierro encontraréis un lugar muy especial que durante siglos, hasta que Cristóbal Colón inició sus expediciones, fue conocido como el “fin del mundo”. Se trata del cabo de Orchilla, donde la cartografía de la antigüedad desde Claudio Ptolomeo situó el meridiano cero. Allí quedó fijado cientos de años hasta que en el siglo XIX los ingleses decidieron moverlo a la localidad de Greenwich. Precisamente en el cabo de Orchilla se levantó el faro construido con piedra de Arucas que puede verse en la actualidad, el mismo que comenzó a iluminar el camino para los marinos en 1933. Esperar al atardecer desde esa línea imaginaria que durante gran parte de la historia marcó el fin del mundo es todo un espectáculo que no podéis perderos.

Isla de Lobos (Fuerteventura)

Aguas completamente transparentes, arena blanca y ni una sola carretera. Es lo que espera a quien se acerque a la inigualable isla de Lobos, donde es fácil experimentar la sensación de ser una especie de Robinson Crusoe con la que ventaja de que habrá un rescate rápido: varios barcos al día viajan entre el Puerto de Corralejo y esta pequeña isla protegida que forma el Parque Natural Islote de Lobos, un nombre que tomó de los lobos marinos o focas monje que vivían en sus costas hasta hace relativamente poco tiempo. Os parecerá un auténtico edén donde resulta imposible no relajarse y disfrutar de la naturaleza.

Parque Nacional de Garajonay (La Gomera)

Cuenta la leyenda que dos amantes, la princesa gomera Gara y el hijo de un mencey tinerfeño llamado Jonay, se refugiaron en el bosque más alto de la isla de La Gomera desafiando a quienes prohibían su amor. Cuando se vieron acorralados decidieron morir juntos clavándose una lanza y lanzándose desde el pico más alto de la isla, que ahora lleva su nombre, Garajonay. Allí encontraréis un auténtico bosque de cuento de hadas, muchas veces envuelto por un manto de nubes que le hace parecer aún más mágico. Se trata de una selva de laurisilva, un bosque húmedo repleto de musgos y líquines y varias especies de hoja perenne que ostenta el privilegio de ser una auténtica reliquia de la Era Terciaria. La Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad hace ya 30 años. Pasear por sus senderos es una auténtica delicia que no se olvida fácilmente. 

La Cueva de los Verdes (Lanzarote)

En épocas de piratas y corsarios, muchos de los habitantes de Lanzarote se escondían en el norte de la isla, en el municipio de Haría, donde una cueva les servía para huir de los ataques a la isla. Hoy encontraréis allí parte del túnel de lava más grande del mundo que originó el volcán de la Corona. En los años 60 se acondicionó más de un kilómetro de pasajes de la cueva en los que disfrutaréis de galerías de hasta 50 metros de altura, juegos de luces y formas talladas que invitan a imaginar además de un auditorio construido en el interior.

Roque de los Muchachos (La Palma)

Otro aspecto mágico de Canarias son sus limpísimos cielos, donde los aficionados a la astronomía encontrarán un regalo. Especialmente en La Palma, la isla en la que se levanta el observatorio astrofísico Roque de los Muchachos, desde donde además hay una vista espectacular de la Caldera de Taburiente. Este punto fue precisamente la primera reseva Starlight del mundo, y la razón es que se trata de uno los mejores rincones del mundo para disfrutar del firmamento. Situado a 2.400 metros sobre el nivel del mar, ni siquiera las nubes, si las hay, estropean el espectáculo, ya que quedan por debajo. Un imprescindible.

Parque Nacional El Teide (Tenerife)

Caminar entre la lava volcánica de este parque, que cuenta con algunos de los paisajes más impresionantes de Europa, es una experiencia que no te puedes saltar si vas a Tenerife. Allí podrás respirar a pleno pulmón el aire del pico más alto de España en una de esas maravillas naturales que cada vez es más difícil encontrar. Ya resultaba único en época de los guanches, que llamaron al volcán Echeyde, que significa morada de Guayota, el maligno. Cuentan que fue el maligno quien secuestró al dios Sol, encerrándolo en las profundidades del volcán y dejando a la isla sin luz. Por eso el pueblo invocó a Achaman, el dios supremo, quien selló la boca de Echeyde con Guayota dentro.

Centro de Interpretación Roque Bentayga (Gran Canaria)

Además de las alucinantes dunas de Maspalomas, un auténtico mar de arena que forma un paisaje como de fantasía, en Gran Canaria encontrarás un enclave emblemático que habla del pasado de esta parte del mundo. Se trata de un complejo arqueológico y espacio museístico salpicado de cuevas, silos, grabados, necrópolis y hasta un lugar de culto de la cultura aborigen. Todo con un gran escenario como telón de fondo en plena Reserva de la Biosfera de Gran Canaria.

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