Para ellos hay centenares de obras con las que recorrer el mundo entero sin moverse de casa. Por eso dicen que un viaje siempre comienza con un paso, pero en nuestra cabeza: basta abrir la primera página de una novela para emprender la aventura desde el sillón. Estas son algunas de esas obras con las que volar sin facturar equipaje. Feliz viaje lector.
Los días de Birmania, de George Orwell (Myanmar)
Desde que abrió sus puertas al turismo hace solo una década, Myanmar se ha convertido en uno de los destinos que integran la lista de “imprescindibles” para casi cualquier viajero empedernido. Una de las mejores maneras de empaparse de la cultura del país de las 3.000 pagodas es leyendo la novela que Orwell escribió hace casi 100 años. La historia de los habitantes de la pequeña colonia británica instalada en la villa de Kyauktada es una estupenda inmersión en la cultura birmana de los años veinte, la época en que el escritor llegó a Rangun tras un mes de viaje desde su Inglaterra natal.
Siddharta, de Hermann Hesse (India)
El viaje del protagonista, que es quien da nombre a la novela, siguiendo los pasos de Buda por una espiritual India es el previo perfecto para quienes deseen viajar a este país alucinante que nunca deja indiferente. Un buen bautizo, sobre todo si aún no se ha viajado nunca a Asia, con el que conocer la filosofía de vida de gran parte de un país al que el premio Nobel viajó a principios del siglo pasado.
En un biombo chino, de William Somerset Maugham (China).
En 1919 y 1920, cuando William Somerset Maugham viajaba por la cuenca del río Yangtse, anotó curiosidades, anécdotas y descripciones que después reescribió y ordenó con el objetivo de que otros pudieran sorprenderse tanto como él de estampas que no tienen precio. Los retratos de los personajes con los que se cruzó, la cultura que conoció y los paisajes que contempló con los ojos de un extranjero permiten hacerse una idea muy exacta de esta sorprendente región a 9.000 kilómetros de nuestro país.
La conjura de Cortés, de Matilde Asensi (México)
El México del Siglo de Oro, donde coexistía la ambición de los conquistadores con el rencor de los conquistados en medio de conspiraciones, corrupción, rituales mayas y aztecas y galeones, queda perfectamente retratado en esta novela con la que Asensi nos lleva a conocer México DF, Veracruz, Cuernavaca y por supuesto, el Palacio de Cortés. Otra buena guía con historia incluida.
Cuando pase tu ira, de Åsa Larsson (Suecia)
Los crímenes e intrigas que recrea Åsa Larsson tienen lugar en un escenario que puede servir como primera toma de contacto para conocer Suecia, el país natal de la escritora. A través de las páginas de Cuando pase tu ira, el lector llega a conocer Kiruna o el lago de Vittangijärvi casi como si hubiera pasado por allí para compartir un té con sus vecinos.
Viaje con Clara por Alemania, de Fernando Aramburu (Norte de Alemania)
Adentrarse por una de las regiones de Alemania menos turísticas a través de las páginas de un libro es una delicia si se hace de la mano de Fernando Aramburu. De una forma divertida y poco convencional, el lector recorre parte del norte de Alemania conociendo la isla de Rügen o el Cap Arkona así como las ciudades de Lubeck, Hannover o Bremen. Una buena elección para los viajeros que no son fans de las guías de viaje al uso.
Verano, de J.M. Coetzee (Sudáfrica)
Se trata del tercer volumen de las memorias del Premio Nobel sudafricano, que ambienta la narración en los años setenta. Y es un atajo perfecto para conocer la Sudáfrica de aquellos tiempos, dominada por la violencia del apartheid. Coetzee explora en esta obra su relación con el paisaje y los vecinos de su país natal mientras el lector viaja con él a ese lugar en el que ahora el autor se siente intruso.
Los trazos de la canción, de Bruce Chatwin (Australia)
Las ceremonias de los aborígenes australianos, sus mitos y sus tradiciones, dejan de ser un misterio para Bruce Chatwin después de su experiencia en Australia. Se trata de la crónica de un viaje en forma de relato con el que se conoce a fondo parte de un país con territorios casi sagrados. Una lectura para disfrutar sin prisa.
A Moscú sin kaláshnikov, de Daniel Utrilla (Rusia)
Quienes tengan curiosidad por conocer de verdad cómo es la Rusia de Putin, prueben con este libro porque se encontrarán con más de una sorpresa. Utrilla fue corresponsal en Rusia, un país que le obsesionaba desde niño, durante algo más de una década, y su experiencia le ha permitido trazar un retrato aderezado con buenas dosis de humor de parte de la sociedad rusa actual. Una original crónica con la que perderse por las calles de Moscú mientras se desentrañan sus secretos.
Una sensación extraña, de Orhan Pamuk (Turquía)
A través de un vendedor ambulante de yogur y boza que llega a Estambul a principios de los sesenta, el premio Nobel Orhan Pamuk va dibujando en la cabeza del lector el Estambul de la segunda mitad del siglo XX. Y con los detalles que salpican las páginas de esta novela vamos comprendiendo las tensiones políticas y sociales en las que está inmerso un país con valores nuevos y viejos. Además de una grata sorpresa, un imprescindible para quienes quieran conocer más a fondo la realidad turca.