Opinión

¡Abajo el sistema métrico decimal!

Contaba el domingo Rafael Ramos, corresponsal de La Vanguardia en Londres, que a raíz del Brexit y para diferenciarse de la Unión Europea, el Reino Unido se propone recuperar su

  • El primer ministro británico, Boris Johnson. -

Contaba el domingo Rafael Ramos, corresponsal de La Vanguardia en Londres, que a raíz del Brexit y para diferenciarse de la Unión Europea, el Reino Unido se propone recuperar su arcaico sistema de pesas y medidas, para que en las tiendas y mercados del país se pueda vender de nuevo, no solo en metros y kilos sino, también, en onzas, yardas y pulgadas. El abandono del sistema Cegesimal -centímetro, gramo, segundo- que tanta tristeza generó deberá completarse cuanto antes con la introducción de una unidad de medida distinta capaz de dar cuenta del tiempo cronológico, de modo que se libere por fin a los británicos de la esclavitud al segundero que les venían imponiendo los insufribles burócratas de Bruselas con grave menoscabo de la soberanía de Westminster.

Medidas tan audaces del gobierno de Boris Johnson han tenido reflejo inmediato en el alza de la bolsa de Londres y auguran un efecto imparable sobre el despegue del empleo y el incremento del PIB. Algún departamento de prospectiva de Moncloa debería sin tardanza sondear en esa línea los efectos que aquí pudieran derivarse de volver a medir la distancia, en varas y leguas; las superficies, en fanegas; y el peso, en arrobas. Un regreso al pasado que, tal vez, mereciera ser declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco, que dispararía las tablas de conversión y que, muy probable, aplacaría la crecida del IPC.

Propone candidatos penosos que suman descrédito al que se añade la activación de algunos procesos donde el PP se sienta en el banquillo para ser juzgado como partícipe a título lucrativo

Mientras, el líder del PP, Pablo Casado, parece invadido de toda suerte de recelos hacia la vencedora del 4 de mayo en Madrid y ha preferido antagonizarse con ella, en vez de hacer suya la victoria de la presidenta madrileña. Y en los debates en el Congreso de los Diputados con Pedro Sánchez sigue siendo incapaz de sorprenderle y descolocarle. Así, acaba dando la impresión de que estuviera afiliado al cuanto peor mejor y después de tan incomprensibles retrasos en la renovación de instituciones como el Tribunal Constitucional propone candidatos penosos que suman descrédito al que se añade la activación de algunos procesos donde el PP se sienta en el banquillo para ser juzgado como partícipe a título lucrativo.

Durante meses Casado ha sido el predilecto de las encuestas pero el viento demoscópico es inconstante y los goles en propia meta pueden llevarle a la derrota, a menos que su adversario socialista persiga aún con mayor determinación el camino del error, se equivoque en la elección del momento en que deberá desprenderse de sus aliados de Unidas Podemos y en la fecha para convocar las elecciones. Los mejores políticos saben bien que su suerte depende de las ondas del tiempo. Esa era, desde luego, la percepción del primer ministro británico Harold Macmillan cuando interrogado por un joven periodista sobre lo que más temía para su gobierno, respondió: “Los acontecimientos, muchacho, los acontecimientos”. Y los acontecimientos muchas veces desbordan las previsiones. Atentos.

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