Opinión

No es una guerra racial, es el proletariado

Supongo que soy muy mala persona por no llevarme las manos a la cabeza con lo que está pasando en

  • Disturbios en Nanterre (Francia)

Supongo que soy muy mala persona por no llevarme las manos a la cabeza con lo que está pasando en Francia. Pero qué queréis que os diga, a estas alturas, me importa nada y menos lo que piensen los demás que soy o dejo de ser.

Soy muy malvada por ver las imágenes que nos están llegando por distintas vías y decir socarronamente: “No se podía saber”. Aunque, si fuera realmente malvada, lo que haría sería recurrir a esas terribles palabras que todos tememos: “Te lo dije”.

Lo del proletariado me ha llegado, porque tienen todos una pinta de obreros y de partirse el lomo de sol a sol para pagarnos las pensiones descomunal, no se les puede negar.

Y es que algunos lo llevamos advirtiendo muchos años. No creáis que siente una ninguna satisfacción cuando vaticina un cataclismo y el cataclismo sucede. Ahora bien, también os digo que como nadie aprende en piel ajena, da igual lo que suceda en Francia, que eso no nos va a pasar a nosotros. Como da igual lo que suceda en Venezuela o Argentina, que a nosotros no nos va a pasar tampoco. Tenemos el refranero español lleno de dichos que nos advierten de lo contrario: “cuando veas las barbas de tu vecino pelar...”. Pero nada, da igual, nosotros somos más especiales que nadie y estamos llenando el país de delincuentes y de gente que no quiere ni es capaz de entender el vivir en sociedad como nosotros, pero todo está fenomenal.

Y todo está fenomenal porque, a pesar de que si Marine Le Pen ganaba en Francia, Emmanuel Macron amenazaba con que habría una lucha racial en las calles, curiosamente tenemos una lucha racial en las calles con Macron. Porque qué miedo la extrema derecha, que vienen los fascistas y se va a declarar la guerra entre inmigrantes y... ¿Y cómo arreglamos esto ahora? Pues bien sencillo, por un lado, decimos que no es una guerra racial, que son disturbios por el enfrentamiento del proletariado y los cuerpos represores policiales y, por otro, por si lo primero no es suficiente, vamos a decirle a la gente que la culpa de que unos negros estén quemando coches de ciudadanos franceses y saqueando tiendas es culpa suya, por tuitear y jugar a videojuegos. Reconozco que lo del proletariado me ha llegado, porque tienen todos una pinta de obreros y de partirse el lomo de sol a sol para pagarnos las pensiones descomunal, no se les puede negar.

Si las explicaciones no os resultan convincentes es que sois unos fascistas. Por supuesto, yo voy a asumir la responsabilidad que me corresponde de que un africano, sin papeles y con antecedentes por agresión y violencia, le queme el coche a un señor francés. Y lo voy a hacer de la mejor manera que sé: reconociendo que me importa un pepino de mar, francamente. Y si a alguien no le parece bien, enciendo la consola y me echo unas partidas.

Y luego ponemos el grito en el cielo cuando aumenta la delincuencia, se incrementa el paro y nos suben los impuestos para mantener a toda esa gente que prefiere vivir de trapichear, delinquir y de lo que el Gobierno de turno le dé gratis

Lo que no se puede pretender es no poner límite alguno a la inmigración, permitir que entre cualquiera, (y en cualquiera podemos incluir todo tipo de delincuentes: violadores, ladrones, asesinos, narcotraficantes...) y luego aspirar a que haya más trabajo, más empresas y más riqueza. En lugar de especializarnos en atraer ricos, los espantamos, porque ser rico es el mal. Y luego ponemos el grito en el cielo cuando aumenta la delincuencia, se incrementa el paro y nos suben los impuestos para mantener a toda esa gente que prefiere vivir de trapichear, delinquir y de lo que el Gobierno de turno le dé gratis a base de mi esfuerzo.

Pero claro, una no puede decir estas cosas, porque llegan los ignorantes de guardia y te quieren quemar en la hoguera por xenofobia. Lo curioso es que, a pesar de saber con certeza que prácticamente la totalidad de los extranjeros residentes en España que son detenidos por temas de drogas, resulta que están cobrando una paguita de este Gobierno tan generoso, no he conseguido desarrollar ese odio del que se me acusa hacia todos los extranjeros. Porque no, señores, yo no odio a los extranjeros. Yo le tengo miedo y asco, a partes iguales, a los salvajes y a los delincuentes a los que mi vida les importa menos que un móvil o unas zapatillas de marca. Y me da igual de dónde sean. El problema es que el 99% es de los mismos sitios.

Aquí estamos, viendo cómo se “enriquecen” unos salvajes que parece que han viajado en una máquina del tiempo y nos los han traído directamente del 1800 a.d.C, cuando Afganistán, Pakistán y el noroeste de la India empezaban a desarrollar la Edad de Hierro

Pero como nos hemos empeñado en que civilizaciones que no tienen nada que ver, que viven a años luz una de la otra y que no tienen absolutamente nada en común, ni siquiera el principio del respeto, tienen que convivir juntas por narices porque esto es muy enriquecedor, aquí estamos, viendo cómo se “enriquecen” unos salvajes que parece que han viajado en una máquina del tiempo y nos los han traído directamente del 1800 a.d.C, cuando Afganistán, Pakistán y el noroeste de la India empezaban a desarrollar la Edad de Hierro. Y están encantados con el descubrimiento del uso del metal para las armas, oye, porque mientras tú buscas un pelapatatas en el bazar de la esquina, que esté afilado pero no mucho, no te vayas a rebanar un dedo para hacer la tortilla, y preocupado de si la vas a hacer con o sin cebolla, que se te queja la suegra y ya hay dramón asegurado en casa, a algunos de estos no hay quien les quite el machete de las manos. Machete que tú habías visto alguna vez en un documental de National Geographic, con el que cortaban lianas en la selva.

¿Me apena lo que está pasando en Francia? Pero si la madre del chico fallecido, que es la que tiene que estar más apenada de todos, sale a dar un discurso con una bengala en la mano y, si no sabes lo que está pasando, te parece que su equipo ha ganado el mundial de fútbol, por qué me voy a apenar yo.

Por mí que reviente todo ya. Si solo hay una forma de salir de esta: entendiendo que nosotros no vivimos en la Edad de Hierro ni queremos volver a ella.

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