Opinión

Sexoafectivamente despechadas

Ninguna ha explicado para qué empujan a sus compañeros a deconstruir su masculinidad tóxica, si luego ellas corren a acostarse con el primer macho ibérico que pasa por la asamblea

  • Concentración feminista por el 8-M en Barcelona -

El feminismo radical es una ilusión óptica que no puedo dejar de mirar. Cuando, además, anida en un ambiente okupa, catalán, anarquista,  ecologista y antifascista da mucho juego. Si no, que se lo digan a Cristina Morales, que tras formar parte de Can Vies escribió Lectura Fácil, la novela más interesante, rompedora e irreverente de los últimos tiempos. (No se la regales a tu madre). De hecho, todo el asunto del policía infiltrado en los ambientes libertarios de Barcelona parece copiado de uno de sus capítulos:

“—Nati, ¿y te acuerdas del tío que aquel día hablaba de los cócteles molotov? —Marga es que ni sabe montar en bici ni quiere aprender ni le apetece oír hablar del tema porque le da miedo.
—¡Cómo me voy a olvidar! No hablaba de cócteles molotov sino que los regalaba por la boca. ¿Te acuerdas tú de lo inteligente y lo humildemente que lo explicaba todo, que hasta nosotras nos veíamos capaces de volvernos dinamiteras?
—Pues ese era secreta, Nati.
[…]
—Pues bueno, pues yo me lo estaba tirando antes o después de las asambleas y ahora me lo acabo de volver a tirar”.

“Una de sus camisetas preferidas era una en la que ponía “MonoPoly”, que era un juego de palabras con un mono disfrazado de policía”. La de vueltas que ha debido darle a ese asunto la pobre Clara

Según denuncia Directa, durante los tres últimos años Rabocup —así han bautizado al infiltrado las redes sociales— habría mantenido relaciones sexoafectivas con ocho activistas, alguna de ellas miembra destacada de la CGT . A unas las conoció en la calle, a otras en La Cinétika u otros centros autogestionados, o en la aplicación de contactos Okcupid, donde las chicas presumían de ideología. Participó en elaborar una guía para la prevención y actuación frente a las violencias patriarcales, en una gira del movimiento zapatista por Cataluña y en la Coordinadora Antirrepresiva de Sant Andreu; también asistió a conciertos y jam-sessions de hip-hop antifascista. Vamos, que no se aburría el hombre. Por lo que cuentan sus examantes, era un tipo alegre y cariñoso. En palabras de Clara —nombre ficticio, como todos los demás—: “Me cuidaba mucho y era un prototipo de tío que piensas que no existe”. ¡Y tanto que no existía! Además, debía de tener mucho sentido del humor: “Una de sus camisetas preferidas era una en la que ponía “MonoPoly”, que era un juego de palabras con un mono disfrazado de policía”. La de vueltas que ha debido darle a ese asunto la pobre Clara.

Rabocup desapareció de Barcelona en octubre sin que ninguna de sus examantes —que seguramente serán más de ocho— lo hubiera denunciado por abuso o agresión sexual. Es ahora, cuando Directa lo ha desenmascarado, cuando ellas han entrado en estado de shock y, supongo, que también de pánico: ahora todo el mundo sabe quiénes son las delatoras. Bea incluso ha estado varios días sin poder poner un pie en su propio dormitorio, e Iris afirma que todo esto "forma parte de una maquinaria heteropatriarcal". Afortunadamente, su entorno se ha solidarizado con ellas y el otro día hubo una manifestación, en la que se coreó "El Estado opresor es un macho violador"  y se leyó un manifiesto escrito por mujeres, lesbianas y trans —a mí no me preguntéis— del movimiento okupa. Aunque ninguna ha explicado para qué empujan a sus compañeros a deconstruir su masculinidad tóxica, si luego ellas corren a acostarse con el primer macho ibérico que pasa por la asamblea.

Y, como no hay feminismo sin victimismo, cinco de las antiguas amantes del chico de la camiseta del MonoPoly han presentado una querella por abusos sexuales continuados, ¡¡torturas!! y no recuerdo qué más. Argumentan que si hubieran sabido que era policía no se habrían acostado con él, como si el deseo dependera de un convenio colectivo. Imagino que entonces no calcularon que los españolitos  celebraríamos este vodevil sexoafectivo con un buen cachondeo  en twitter.

Otra opción sería hacer voto  de castidad, como las monjas. ¿Acaso no son los conventos espacios seguros para las mujeres?

Por suerte, estas doncellas ultrajadas han encontrado un paladín en Pablo Iglesias, ese feminista que siempre tiene un cargo, un medio de comunicación para sus amantes, examantes y las amigas de estas.  Metido en campaña electoral, le hemos visto rabiando como un padre deshonrado, aunque daba un poco de vergüenza ajena que que obviara que esa infiltración se producía con Podemos en el Gobierno  y que se escandalizara por que Rabocup  hubiera ofrecido drogas ¡a los okupas! Pero pensemos en esas mujeres que ahora se sienten violadas. ¿Qué podrían hacer para evitar que esto vuelva a repetirse?

Lo más efectivo sería que renunciaran al amor libre y sólo tuvieran sexo con sus maridos (jejeje). O, cuando menos, que se limiten a hacerlo con esos aliades sin testosterona, blandengues y traslúcidos. Otra opción sería hacer voto  de castidad, como las monjas. ¿Acaso no son los conventos espacios seguros para las mujeres? También, y por último, podrían aprender de los personajes de Lectura fácil, quienes, a pesar de ser discapacitadas, entienden que la jodienda no tiene enmienda.

—Me va y me viene. Pero si lo hubieras sabido, y estando como estás en proceso de okupar, ¿habrías seguido acostándote con él?

—Ay, Nati, no sé. Sí, ¿no?

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