Quiero agradecer al expresidente Puigdemont el gran trabajo realizado. Nadie en menos tiempo ha hecho más por la unidad de España. Con precisión de relojero suizo ha ido desmontando pieza

Hoy se le explica que es ser lugareño, ya sea de un pueblo, una ciudad o de una región, en lugar de ciudadano de una gran Nación, se enseña en una lengua particular para ocultarle que puede aprender en un español universal.

Nuestro problema no es que tengamos personas corruptas en cargos públicos, es que estamos inmersos en un sistema corrupto y no se ve que ningún partido político esté dispuesto a llevar en su programa electoral acabar con todas esas lacras.

No entramos en la política del día a día, no queremos ser el portavoz de ninguna ideología, solo queremos constatar una realidad: queremos romper el tópico que asegura que nuestra profesión en Cataluña está totalmente volcada hacia las tesis separatistas. Queremos que el periodismo sea solo periodismo.

Lo que los separatistas llaman ‘Diada nacional’ no es una festividad que pueda ser celebrada por todos los ciudadanos. Porque año tras año los secesionistas preparan un aquelarre de división y de odio a todos los compatriotas del resto de España.

Seis décadas después de la firma del Tratado de Roma, podemos decir que Europa existe como algo más que localización geográfica o la entelequia que describía Ortega y Gasset en 'La rebelión de las masas'.

La situación actual que debería haber sido una moderadamente lenta travesía del desierto hacia un destino final, la Unión Europea, se está convirtiendo en la marcha del pueblo hebreo por el Sinaí.

La primera ministra ha sido muy clara: quiere y espera poder proteger el estatus de todos los ciudadanos de la UE que viven en el Reino Unido, y la única circunstancia en la que eso no sería posible sería si no se protegieran los derechos de los británicos residentes en países de la UE.

No voy a mentir, llevaba años deseando la muerte de Fidel Castro, me imaginaba ese día descorchando una botella de champán y celebrándolo por todo lo alto. Ese día ha llegado y, sin embargo, ni he descorchado el champán ni he celebrado nada.