Sociedad

El nuevo patrón de la Yihad en España: jóvenes integrados en células y preparados para el combate

Un estudio del Real Instituto Elcano dibuja el nuevo perfil de los españoles yihadistas. Son jóvenes, pertenecen a la segunda generación de inmigrantes musulmanes, residen en Ceuta y Melilla y la mayoría se enrola en organizaciones que les preparan para la lucha en Siria e Irak.

  • Imagen de la detención en Melilla del líder de una célula vinculada al Estado Islámico (septiembre)

Españoles, jóvenes, pertenecientes a la segunda generación de inmigrantes musulmanes y residentes en Ceuta y Melilla. Este es el patrón de los nuevos combatientes que mejor explica la "eclosión" de la causa yihadista en nuestro país en los últimos años, enfocada a la lucha en las guerras de Siria e Irak.

Fernando Reinares, investigador principal en esta materia del Real Instituto Elcano, ha dibujado este nuevo perfil en la presentación de un estudio sobre las pautas de implicación entre los 83 yihadistas condenados en España por terrorismo y los 6 suicidas de Leganés tras el 11M (el séptimo ya había sido condenado) entre 1996 y 2013.

Tras explicar los modos de comportamiento de estos individuos en ese período, los cuales centraban su labor en nuestro país, el experto advierte de un cambio de tendencia desde 2012 que apunta a una "eclosión" de la causa yihadista en España pero hacia el exterior, motivada por la situación en Siria e Irak.

Esta situación trae como consecuencia la puesta en escena de un nuevo patrón de yihadistas: españoles de segundas generaciones arraigadas y estables que viven en Ceuta y Melilla, frente al escaso cinco por ciento de españoles que figuran en el grupo de noventa condenados.

Pese al auge mediático y el impacto social que generan los mal llamados 'lobos solitarios', señala, la inmensa mayoría de los nuevos yihadistas se enrolan en organizaciones, como hicieron sus mentores en España durante las últimas dos décadas.

El terrorismo yihadista individual en España es irrelevante. El nuevo patrón opta por integrarse en células

Con relación al período objeto de estudio, 1995-2013, el experto explica que los yihadistas optaban por integrarse en células que formaban parte o estaban relacionadas con alguna organización terrorista, especialmente Al Qaeda y grupos pakistaníes.

"El terrorismo yihadista individual en nuestro país es irrelevante, se implican en compañía de otros", destaca Reinares.

Y si lo lobos solitarios son realmente escasos en el mapa yihadista español, la existencia de individuos integrados en células independientes, ajenas a las principales organizaciones terroristas, carece asimismo de relevancia: tan solo el 2,4 por ciento se inclinaban por esta opción, en lugar de optar por el patrocinio de las marcas yihadistas que encabeza Al Qaeda.

El nuevo perfil de yihadistas no se integra en células independientes, sino que opta por el patrocinio de marcas que encabeza Al Qaeda

Así, la estructura de la célula podía variar de pequeños grupos de tres personas hasta importantes conglomerados de 30 miembros.

Una vez integrados en dichos grupos, los yihadistas en España ocupaban preferentemente puestos intermedios, con tareas específicas relacionadas con su profesión. Eran los más jóvenes, unos 33 años de media, y tenían estudios de secundaria o superiores.

No obstante, el estudio destaca un cambio de tendencia en la tarea de las células. Hasta 2003 sus funciones se centraban en logística y financiación, y desde entonces el adoctrinamiento acaparaba todo el trabajo, subraya la investigadora y coautora del documento Carola García-Calvo.

Tan solo una tercera parte recibió un entrenamiento formal que en los primeros años se impartía en Bosnia y Argelia, mientras que en un segundo período se hizo en fincas en España, con Valencia y Madrid a la cabeza, si bien en este caso se trató más de adiestramiento que entrenamiento, precisa Reinares.

Una moda que toca a su fin, puesto que el efecto llamada que provocan para los yihadistas las guerras en Siria e Irak implican que éstos se trasladen hasta estos lugares para participar en campos de entrenamiento enfocados al combate.

Otro indicador importante es la condena. Nueve de cada diez terroristas fueron condenados por pertenencia o colaboración con organización terrorista, que probablemente hubieran sido sentenciados a más delitos con la legislación actual.

En la década pasada, cuatro de cada cinco yihadistas detenidos fueron puestos en libertad por acciones que antes no eran delito pero que desde 2010 sí que lo son, al tipificarse el adoctrinamiento, la captación o la formación, señala Reinares.

"Ahora hubieran sido condenados", concluye el investigador.

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