“Una tostadora y un racista que grita en un estadio de fútbol tienen el mismo cociente intelectual”. Así lo expresaba recientemente el zaguero Ralph Gunesch, del Ingolstadt 04, club de la segunda división germana, para defender a su compañero de equipo Danny da Costa, lateral derecho de origen africano y promesa de las categorías inferiores de la selección de Alemania. A Da Costa le lanzaron insultos racistas a principios de temporada en un partido contra el Múnich 1860, el otro gran equipo de la capital bávara. Su caso demuestra que, pese a la tan alabada ejemplaridad de la Bundesliga, el fútbol teutón también se enfrenta a lacra de las diferentes formas que adopta la ignorancia intolerante en las gradas.