Bienestar

Infecciones fúngicas, bacterianas o víricas: qué son y cómo puedes prevenirlas

Es bueno conocer las diferentes infecciones a las que podemos estar expuestos durante todo el año. No todas son iguales, ni tienen los mismos síntomas

  • Infecciones fúngicas, bacterianas o víricas: cómo prevenirlas. -

Las infecciones pueden llegar en cualquier momento de nuestra vida, por lo que debemos conocer cómo se tratan y cuándo son preocupantes para que no supongan un problema mayor para nuestra salud. En el complejo panorama de la salud global, las enfermedades infecciosas siguen siendo una preocupación constante. Entre estas amenazas invisibles, las afecciones causadas por hongos, bacterias y virus desempeñan papeles cruciales en la vida de las personas. 

Estos microorganismos, aunque muy diferentes en su naturaleza, comparten un denominador común: la capacidad de causar males que pueden variar desde leves hasta potencialmente mortales. 

En concreto, las infecciones fúngicas están originadas por hongos, como la cándida que genera cuadros de picazón, enrojecimiento y descamación de la piel; las infecciones bacterianas, como su nombre indica, son causadas por bacterias, y originan algunas enfermedades comunes como la neumonía que se puede tratar con antibióticos; y las infecciones víricas que son causadas por virus, como ocurre con la varicela, el herpes o el COVID-19. En este caso, la vacunación para la prevención juega un papel fundamental.

“Dentro de las medidas para evitar estas amenazas a la salud, es esencial adoptar prácticas de higiene adecuadas, como lavarse las manos con regularidad (un consejo que aprendimos más que nunca en la pandemia) para acortar la propagación de microorganismos patógenos; utilizar mascarillas en situaciones de riesgo de transmisión de enfermedades respiratorias; y mantener una buena alimentación rica en frutas, verduras y proteínas magras”, señala Jhon Fredy Rojas, médico enfermedades infecciosas del Hospital Sanitas CIMA.

“Ante síntomas de una posible infección, es trascendental buscar asesoramiento médico y seguir las indicaciones profesionales sin automedicarse”, explica Fredy Rojas. Te contamos cuáles son las infecciones más comunes y qué tipos existen.

Las infecciones tienen síntomas y tratamientos diferentes.Las infecciones tienen síntomas y tratamientos diferentes. Foto: Pixabay.

Diferencias entre infecciones

Es bueno conocer las diferentes infecciones a las que podemos estar expuestos durante todo el año. No todas son iguales, ni tienen los mismos síntomas ni se tratan de la misma manera, por lo que siempre es fundamental acudir a un médico desde el momento en el que tenemos algún síntoma. Importante: evita siempre automedicarte. 

Las infecciones fúngicas, bacterianas y víricas son causadas por distintos tipos de microorganismos y difieren en su tratamiento, síntomas y características. 

1. Infecciones fúngicas (por hongos). Están producidas por hongos, como levaduras y mohos. Los síntomas suelen ser: lesiones cutáneas rojizas, escamosas o con picazón; manchas blancas en la boca o lengua (candidiasis oral); engrosamiento o decoloración de las uñas o, en infecciones sistémicas, fiebre, tos y dificultad para respirar. Con tratamiento se utilizan antimicóticos (por ejemplo, clotrimazol, fluconazol, anfotericina B).

2. Infecciones bacterianas. Provocadas por bacterias, que son organismos unicelulares. Algunos ejemplos comunes son la neumonía bacteriana o la faringitis estreptocócica. Los síntomas pueden ir de la fiebre, dolor localizado (garganta, pecho, abdomen) a inflamación, pus en heridas; enrojecimiento y calor en la zona infectada. En infecciones graves: sepsis (infección en la sangre). Se utilizan antibióticos (por ejemplo, penicilina, amoxicilina, ciprofloxacino) para tratarlas.

3. Infecciones víricas (por virus). Producidas por virus, que son agentes más pequeños que bacterias y hongos, y solo pueden replicarse dentro de células huésped. Van de la gripe (Influenza) al resfriado común o la varicela. Entre los síntomas: fiebre, fatiga, dolor muscular, congestión nasal, tos, dolor de garganta; posibles erupciones cutáneas (en algunas infecciones como varicela o sarampión). En infecciones severas: dificultad respiratoria, afectación sistémica.

Se usan antivirales específicos (por ejemplo, oseltamivir para la gripe, aciclovir para herpes). No se tratan con antibióticos (los antibióticos no son efectivos contra virus). En muchos casos, se manejan los síntomas mientras el cuerpo combate la infección.

Existen varios tipos de infecciones.Existen varios tipos de infecciones. Foto: Pixabay.

Cómo prevenir las infecciones

Cada tipo de infección requiere un diagnóstico preciso para aplicar el tratamiento adecuado. Por eso, es importante no automedicarse y consultar a un profesional de la salud si se sospecha una infección. El experto de Sanitas nos da algunos sencillos consejos para prevenir posibles infecciones:

-Higiene respiratoria adecuada: cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo desechable o la parte interna del codo al toser o estornudar ayuda a evitar la propagación de gotas respiratorias que pueden contener virus o bacterias.

-Lavado de manos regular: para prevenir la transmisión de infecciones, es aconsejable lavarse las manos con frecuencia y de manera adecuada, utilizando agua y jabón durante al menos 20 segundos.

-Higiene al cocinar: para prevenir infecciones bacterianas transmitidas por los alimentos, es crucial seguir prácticas de higiene adecuadas como lavarse las manos a fondo antes de manipular alimentos; mantener superficies y utensilios de cocina limpios; evitar la contaminación cruzada separando alimentos crudos y cocidos, cocinar a temperaturas seguras o refrigerar adecuadamente los alimentos, entre otras cuestiones. 

-Limpiar y desinfectar periódicamente superficies y objetos de uso común: con ello se aminora el riesgo de contagio en entornos con alta interacción. Por ello, desinfectar regularmente las superficies tocadas con frecuencia, como pomos de puertas, interruptores de luz y teléfonos, colabora a la hora de prevenir la propagación de patógenos en espacios compartidos.

-Mantener al día las vacunas: vacunarse según el calendario recomendado por las autoridades sanitarias es una forma efectiva de protegerse contra indisposiciones infecciosas. Las vacunas ayudan a desarrollar la inmunidad sin necesidad de contraer la enfermedad. Es especialmente importante en los niños y en los mayores llevar el calendario de vacunas al día. 

-Reducir el contacto cercano con enfermos y ausentarse de aglomeraciones: mantener la distancia física y sortear el contacto cercano con personas que presenten síntomas de enfermedad infecciosa, así como no asistir a aglomeraciones en momentos de brotes epidémicos son medidas importantes para evitar la propagación de patógenos.

-Seguir una alimentación equilibrada: una dieta equilibrada y saludable proporciona los nutrientes necesarios para un sistema inmunológico fuerte, lo que contribuye a combatir infecciones. Apuesta por alimentos ricos en vitaminas y minerales y si fuera necesario, toma algún suplemento (siempre bajo supervisión médica) en etapas en las que quizá puedas tener las defensas más bajas. 

-Higiene de la piel: para evitar infecciones fúngicas, es necesario mantener la piel seca y limpia, especialmente en áreas propensas a la humedad como los pliegues cutáneos; evitar compartir toallas, ropa o artículos de higiene personal; y usar calzado adecuado en áreas públicas como piscinas o vestuarios.

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