Las plantas adaptógenas llevan miles de años existiendo en algunos lugares del mundo y son usadas para regular el estrés e incluso para dar un punto de energía al día a día. Estas plantas y raíces no deben nunca sustituir a una alimentación saludable y equilibrada, pero pueden ser un suplemento que nos ayude a sobrellevar las cargas diarias con más energía y controlando el estrés puntual que puede surgir con las responsabilidades habituales.
Los altos niveles de estrés a los que muchas personas están sometidas durante la semana por el trabajo, las responsabilidades familiares o factores externos hacen que aumente la presencia de cortisol en el organismo. Esto es muy perjudicial para nuestra salud y con estas plantas (por supuesto es fundamental dormir bien, llevar a cabo ejercicio físico de manera habitual y poner en práctica técnicas como la meditación) se puede regular de forma natural el cortisol y que el cuerpo sea más resistente al mismo.
Qué son las plantas adaptógenas
Este término se reserva a plantas medicinales y que ofrecen un tratamiento para los estados de fatiga pasajeros (astenias funcionales). Según explican en Manual MDS, “adaptógeno es un término que se emplea para ciertos alimentos y suplementos que se dice que ayudan al cuerpo a lidiar con el estrés. El estrés puede ser psicológico (mental), pero también puede ser físico (orgánico) y estar causado por infecciones o toxinas”.
Añaden además que el concepto de adaptógeno “se originó cuando los investigadores buscaban formas de mejorar la resistencia y disminuir la fatiga durante la actividad física extrema y los entornos adversos. Comenzaron a estudiar diversos productos derivados de plantas y alimentos”.
Con el paso de los años “se ampliaron las posibles funciones de los adaptógenos, incluyendo la mejora de la energía y el estado de ánimo, la corrección de problemas hormonales, la estabilización del azúcar en sangre, la mejora de la memoria y los procesos de pensamiento, la desaceleración del envejecimiento y muchos otros aspectos beneficiosos”.
En la medicina tradicional china, por ejemplo, las plantas adaptógenas están presentes desde hace miles de años bajo el concepto de ‘tónicos superiores’, que regulan las diversas funciones y aumentan la energía, favoreciendo la salud en general, sin tratar por tanto enfermedades específicas.
Para que un producto sea considerado adaptógeno debe reunir estos requisitos:
- Ser inocuo para las personas. Pese a que no deberían tener efectos negativos, siempre es recomendable consultar a tu médico antes de comenzar a introducir una planta adaptógena en tu dieta.
- Que tenga un efecto positivo sobre el organismo.
- Que aumente la resistencia frente a factores estresantes físicos, químicos o biológicos.
- Que actúe como estabilizador.
Beneficios de las adaptógenas
Entre los beneficios de la inclusión de plantas adaptógenas en la dieta (siempre hay que consultar al médico antes) se encuentra la autorregulación del organismo. Pueden ayudar a darnos un plus de energía cuando nos encontramos cansados o fatigados y ayudarnos a encontrar la calma en situaciones de estrés. Son también buenos para regular el sistema inmunológico y regulan de forma natural el cortisol.
Cómo se toman
Aunque hay varias maneras de consumir e introducir estas plantas adaptógenas en la dieta diaria, una de las más usadas es en forma de infusión o diluidas. Aunque esa es la forma tradicional, ahora en muchas dietas también se incluyen en zumos o batidos e incluso en sopas, si son plantas que tienen polvo. La raíz se puede aprovechar para guisos o caldos y le dan un toque diferente en cuanto a sabor a los platos. En el libro 'Plantas adaptógenas: 67 recetas para tu equilibrio interior' de Caroline Hwang puedes encontrar buenas ideas para incluirlas en tu dieta.
Cinco plantas adaptógenas
-Ashwagandha. Es un arbusto de hoja perenne que crece en Asia y África. Este tipo de adaptógenas se usa habitualmente para tratar el estrés, ya que es eficaz para regular los niveles tóxicos de cortisol en el organismo. Esta raíz contiene además sustancias químicas que pueden reducir la hinchazón abdominal y disminuir la presión arterial. También actúa sobre el sistema circulatorio, controla el colesterol y los triglicéridos y tiene propiedades antioxidantes. La ingesta de ashwagandha parece mejorar el patrón de sueño y la calidad del sueño en general en ciertas personas.
-Maca. También llamada Ginseng Andin, Ginseng peruano, Lepidium meyenii o Lepidium peruvianum, es un pariente del rábano y huele similar al caramelo. La maca es una planta que crece en la Cordillera de los Andes. Es una planta que usan muchos deportistas para aumentar la vitalidad y la resistencia física y la energía. Es también un regulador hormonal que a veces se toma durante la menopausia para mejorar algunos de los síntomas de esa etapa vital de las mujeres.
-Hongo reishi. En la medicina oriental tiene un lugar esencial ya que se considera que alarga la vida. Algunos lo llaman el hongo de la inmortalidad. Entre sus propiedades, el reishi aumenta la eficacia de las células inmunitarias T, es antioxidante y eficaz mejorando el sistema inmunológico, digestivo y circulatorio. Se utiliza como regulador del metabolismo y ayuda a dormir mejor y a equilibrar los niveles de estrés.
-Rhodiola Rosea. Nace en las zonas más frías del planeta, como el Ártico, Siberia, Islandia, Escandinavia o Asia central. Puede ser eficaz para combatir la fatiga y el cansancio que puede provocar un pico de estrés o un caso puntual de ansiedad. Se usa para aumentar la energía.
-Ginseng. Es una planta que crece en algunas zonas de Extremo Oriente y Norteamérica y se sabe que beneficia a la memoria, el sistema nervioso central, la digestión y el bienestar general. La planta, de hojas verdes, produce bayas y una raíz parecida al jengibre, pero más fibrosa. La raíz es la parte principal de la planta y su extracto se utiliza en tés y sopas.
Entre los beneficios que se adjudican al ginseng se encuentran desde efectos positivos sobre la memoria y la concentración, a la reducción del azúcar en la sangre, prevención de algunas enfermedades como la gripe o un aumento de la energía y disminución de la fatiga.