Ser infiel puede ser una acción que las personas cometen en un momento determinado y que no se vuelve a repetir, pero también a veces puede ser parte de la persona y es difícil de cambiar (y muchas veces de reconocer por la otra parte). No siempre quien es infiel una vez vuelve a hacerlo después pero hay ciertos rasgos que pueden caracterizar a esas personas que son infieles o desleales a todas sus parejas y que una y otra vez vuelven a caer en lo mismo.
Según una encuesta llevada a cabo por Gleeden sobre la infidelidad femenina y en la que se preguntó a más de 2.100 mujeres, el perfil de mujer española infiel sería: mujer de 35 a 50 años, que vive en entornos urbanos, tiene estudios superiores y es activa laboralmente. Aunque los tabúes continúan también en este aspecto y el 41 por ciento de mujeres infieles no contaría jamás sus relaciones extraconyugales ni a su mejor amiga. A pesar de que un 61 por ciento de las mujeres no se arrepiente de ser o haber sido infiel, todavía queda un 39 por ciento que afirma haber tenido remordimientos en algún momento.
Además, existen dos tipos de infieles. El situacional, que es el que comete una infidelidad por un motivo concreto, ya sea una crisis personal o algo que nada tiene que ver con su pareja. Son hechos que le provocan inseguridad o buscar algo más fuera de su relación, como por ejemplo la muerte de alguien querido y que le haya causado un trauma fuerte.
El infiel crónico es infiel únicamente por el placer de la conquista, de sentirse deseado por otra persona que no es su pareja. Seducir le provoca adrenalina y no puede vivir sin ese sentimiento constante. Es difícil que este tipo de infiel se arrepienta de verdad o quiera cambiar en un futuro.
Rasgos del infiel
-Busca seducir siempre. El perfil psicológico de una persona infiel suele ser el de alguien al que le gusta sentirse deseado y gustar siempre a los demás. El deseo produce nuevas sensaciones y esa persona, cuando está en una relación de pareja, siente que la monotonía le lleva a buscar nuevas experiencias que le hagan sentir deseado fuera de su relación. Caer en la tentación le provoca un subidón de adrenalina que hace sentirse, según él, más vivo.
-Suelen ser celosos. Curiosamente, la persona infiel suele ser celoso y no ve con buenos ojos que su pareja pueda gustar a los demás. Quizá es porque cree que la otra persona podría llegar a hacer lo mismo que él es capaz de hacer sin miramientos. Además, siempre encuentra excusas para justificar la infidelidad y para él o ella es difícil afrontar la etapa en la que una pareja puede vivir una relación más rutinaria. Quiere vivir constantemente la intensidad de las primeras citas o del enamoramiento inicial en una relación sentimental.
Detrás del deseo de gustar siempre a las otras personas se suele esconder una persona con una autoestima débil y vulnerable. Necesita la aprobación constante y sentir que es el mejor, el más atractivo o el más sexy. Todo eso puede esconder a alguien inseguro. Contrariamente a lo que se podría pensar, este tipo de personas tienen habitualmente una gran dependencia emocional de su pareja aunque la engañen.
-No es honesto. Una persona infiel no es transparente ni honesta. A priori, podría resultar más fácil pensar que alguien, antes de ser infiel, podría romper con su pareja y así poder hacer lo que quisiera y con quien quisiera. Pero la persona que es desleal vive en la falta de transparencia y la mentira es su recurso más habitual.
Detalles que pueden hacerte ‘sospechar’
No siempre nos enteramos de que nos están siendo infieles y hay ocasiones en las que la otra persona es la última en enterarse de que su pareja le ha sido desleal. Hay algunas preguntas que podrías hacerte para saber si tu pareja te está siendo, supuestamente, infiel. Aunque ya te advertimos que no son infalibles y que siempre, si intuimos algo, lo mejor es preguntar abiertamente a la otra persona. Si es sincero, te contará si ha sido infiel.
Estas son las preguntas que podrías plantearte sobre tu pareja si crees que podría estar siendo infiel:
- ¿Sus horarios no son los mismos de antes? Si siempre llegaba a la misma hora del trabajo y nada aparentemente ha cambiado en su trabajo o en sus tareas, puede ser sospechoso que de repente, sin motivo objetivo, empiece a llegar más tarde a casa o a tener viajes que nunca antes había tenido.
- ¿No sabe qué responder cuando preguntas dónde ha estado? Hay personas que saben mentir muy bien y es necesario huir de ellas, pero también hay otras que no saben engañar y a las que se puede pillar simplemente preguntando algo tan sencillo como dónde ha estado. Si duda, titubea o busca alguna excusa para no responder con naturalidad, puede ser una pista de que estaría siendo infiel o que al menos tiene algo que ocultar.
- ¿Tiene cambios de humor? Puede que eso solo sea una señal de un pico de estrés en el trabajo, por ejemplo, o de alguna preocupación que quizá no te ha contado. Habla con él o con ella y pregunta abiertamente por qué su humor no es el de siempre.
- ¿No se separa del móvil? Lo de llevarse el móvil a todas partes, dejarlo boca abajo cuando estáis juntos o no contestar a llamadas cuando estás tú delante, es otra señal que nos puede poner en alerta y más si no es un comportamiento habitual en esa persona.
- ¿De repente se preocupa por su aspecto? Quizá solo es la crisis que muchas personas tienen al llegar a una edad, pero si nunca ha hecho deporte ni se ha preocupado por la ropa o la estética y de repente está todo el día comprando cosas o mirándose al espejo, pregúntate por qué lo hace.
¿Puede un infiel dejar de serlo?
Como decíamos, la infidelidad puede surgir por muchos motivos y es cierto que cada persona es un mundo, pero sí que se podría llegar a solucionar que una persona deje de ser infiel. Lo primero que habría que saber es si esa persona quiere o desea mantener una pareja estable. Ahí puede residir el problema y también pueden influir situaciones externas a la pareja. Si ambos miembros de la relación de pareja tienen la decisión de afrontar el problema, sería bueno recurrir a un especialista que les de orientación profesional.
Ahí se verá si esa persona verdaderamente está dispuesta a cambiar o no. No es una situación que tenga una solución sencilla, pero la opinión de un tercero suele ayudar ya que orientará a la pareja de forma objetiva a saber cuál quieren que sea el futuro de su relación. La solución no será inmediata y muchas veces quizá no sea la esperada por una o las dos partes, pero si hay voluntad para solventar el problema, se puede llegar a buen puerto con tiempo, comunicación y una conciliación que sea buena para las dos partes implicadas.