Ante la probable salida de Luis de Guindos del Gabinete de Rajoy rumbo a las instituciones europeas allá por el otoño, el nombre que aparece en todas las quinielas para reemplazarle es el de Álvaro Nadal, el actual jefe de la Oficina Económica del presidente y auténtico cerebro económico en la sombra. “No hay otro posible”, comentan fuentes cercanas al Ejecutivo.
“Incluso a costa de abandonar su despacho privado, Montoro acompañó a Rajoy durante toda la travesía del desierto frente a Zapatero. Guindos se excusaba en medio de reuniones de negocios para atender las llamadas de Rajoy y aconsejarle sobre asuntos económicos cuando estaba en la oposición. Y Nadal es el tercero al que el presidente más escucha en todo lo que a economía se refiere. Por supuesto que tiene todas las papeletas para convertirse en ministro si Luis lo deja”, explica una fuente conocedora de los entresijos del Gobierno. Y esta opinión se repite con mayores o menores cautelas allá donde se pregunte.
Guindos hace las maletas
Desde las pensiones a las subidas de impuestos pasando por los hispabonos, la amnistía fiscal o incluso la reforma energética, prácticamente todos y cada uno de los grandes asuntos han provocado airadas desavenencias entre Guindos y Montoro. El ministro de Economía también ha tenido sus discrepancias con Empleo a cuenta del calado de la reforma laboral. Y en ocasiones ha exasperado a Moncloa con su prolija agenda de comunicación, de cuño propio y al margen de directrices.
De modo que sin un anclaje en el partido, no es de extrañar que el titular de Economía haya acabado exhausto y desmotivado, como un ‘outsider’ frente a la piña que han formado alrededor de la vicepresidenta Montoro, Báñez e incluso Nadal.
Con el rescate bancario ya zanjado, Guindos trasladó a su círculo más cercano primero su hartazgo, y luego que lo tenía todo prácticamente apalabrado para ocupar en otoño el nuevo cometido de presidente del Eurogrupo a tiempo completo. A continuación, hace escasos días el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, confirmó su marcha en noviembre al FMI, hecho que fue interpretado inequívocamente como el principio del desmantelamiento del núcleo duro de Economía.
Y no es el único. Cargos designados por Guindos como Luis Linde, José María Marín Quemada o Belén Romana tienen asegurados sus sillones. Pero para el resto da comienzo una salida en desbandada. Un nutrido grupo compuesto por la alta jerarquía del Ministerio ya busca acomodo en nuevas plazas como el FMI. El terreno está abonado para un cambio en Economía. Y se teme la llegada de Nadal después de haber vivido con él bastantes tiranteces y algún que otro encontronazo.
“No hay buena sintonía entre los equipos de la Oficina Económica y del Ministerio”, señalan algunas fuentes. “Las tensiones fueron algo normal en un periodo en el que hubo que discutir y alicatar numerosas reformas. Pero esas hostilidades abiertas se han restañado”, quitan hierro otras.
El perfil de Nadal y otras opciones
Tras haber ejercido como una suerte de árbitro en las habituales refriegas entre Guindos y Montoro, después de haber desempeñado la oscura labor de preparar todas las reuniones de alto contenido económico que el presidente Rajoy mantenía con sus pares europeos mientras la prima de riesgo se disparaba, Alvaro Nadal tiene la plena confianza del presidente y se perfila para recoger el premio por sus desvelos.
Considerado un economista brillante y de bases sólidas, trata bien a su equipo, tiene la ventaja de ser un desconocido y le gusta presumir de que no está atado a ningún lobby. No en vano, ha sido objeto de algunas invectivas por parte de empresarios que acudían pidiendo favores y que lo han sufrido en sus carnes como inflexible interlocutor económico de Moncloa.
Es más, un artículo de la agencia Reuters citaba el difícil carácter de Nadal como el origen de acalorados enfrentamientos con las autoridades alemanas en pleno fragor de las negociaciones. No obstante, algunas fuentes le restan importancia a ese hecho y recuerdan que forma parte del tira y afloja necesario para hacerse valer en Europa.
Los críticos de su figura en general sostienen que es demasiado soberbio, que tiene poca mano izquierda, que entra como elefante en cacharrería y que ha de acostumbrarse a la exposición pública que conlleva el ruedo mediático. Un extremo este último que podría suponer el talón de Aquiles de su candidatura a ministro. Al tratarse de alguien poco conocido y quizás menos habituado a los medios que otros compañeros, en lugar de Nadal, Rajoy también podría optar por un perfil más político como Margallo o Cañete para vender la recuperación meses antes de las elecciones.
“Conociendo al personaje, Rajoy no tiene nada decidido. Nadie lo sabe. Soltará la bomba cuando toque y podría incluso nombrar a Margallo, a Cañete o a Montoro como vicepresidente económico, que de facto ya lo es al pasar por su mesa cualquier medida en aras de cumplir con el déficit. Pero no hay más posibilidades, porque el sustituto de Guindos no surgirá de fuera y el entorno del presidente es reducidísimo. Sin embargo, Margallo es un verso suelto que escapa al control ejercido por la vicepresidenta. Cañete ya tiene presuntamente el billete para Europa. Y reforzar a Montoro sería como reconocer que se había equivocado con la bicefalia y premiar antes de la cita electoral al ministro que pisó innumerables charcos y subió los impuestos. Por una cuestión de descartes, si se va Guindos sólo queda Nadal”, concluye otra voz próxima al Gobierno.