El nombre de Jorge Fernández Díaz se ubica en primera línea judicial después de que la Fiscalía Anticorrupción haya pedido su imputación -junto a la de María Dolores de Cospedal- por su supuesta implicación en el espionaje del extesorero del PP, Luis Bárcenas, coincidiendo con su etapa al frente de Interior. ¿Qué tendrá que decir ante esas acusaciones? El exministro siempre se ha presentado como una víctima de una campaña de acoso, bien para desgastarle a él o a su partido. La Fiscalía no lo tiene tan claro y pide su imputación por la Operación Kitchen.
Basta con releer su libro para encontrar algunas consideraciones sobre los hechos que tuvieron lugar bajo su mandato: “Nunca” existió la “policía patriótica ni nada por el estilo”. Y su relación con protagonistas como el excomisario José Manuel Villarejo se reduce a dos encuentros circunstanciales en los que apenas se saludaron.
Cada día tiene su afán: una mirada a cuarenta años de vocación política [editado por Península] es el libro donde Fernández Díaz vuelca sus experiencias políticas. Presentado a finales de 2019, su contenido tiene plena vigencia en un contexto en el que el futuro judicial del exministro está en el aire. Los mensajes que se intercambió con su número dos, el entonces secretario de Estado de Interior Francisco Martínez, estrechan el cerco sobre él. En esos SMS supuestamente daba instrucciones para espiar a Luis Bárcenas.
Su relación con Villarejo
Ahora el juez debe decidir si investiga al exministro del Interior por su supuesta implicación en el desarrollo de la Operación Kitchen, como se ha bautizado al espionaje del extesorero Luis Bárcenas, con medios y personal de la Policía Nacional. Preguntas que surgen a partir de los datos intervenidos al excomisario José Luis Villarejo, quien afronta varias causas con la Justicia.
El nombre del excomisario figura en la biografía de Fernández Díaz: “Al comisario lo saludé circunstancialmente en dos ocasiones. La primera, en 2012. Yo salía del ministerio, pero antes tenía que comentar algo a un colaborador mío, que vi que estaba hablando con una persona que, al acercarme, me saludó: ‘Señor ministro, a sus órdenes soy el comisario Villarejo’ […]. La segunda vez que vi a Villarejo fue el 2 de junio de 2016, día en el que, como el DAO Eugenio Pino se jubilaba […] me pareció oportuno ofrecerle el tradicional almuerzo de despedida […]. Al ir saludando a los asistentes, recuerdo que Villarejo, vestido de paisano, volvió a saludarme”.
El juez trata de aclarar las circunstancias en las que se produjo el supuesto espionaje y seguimiento a Luis Bárcenas sin tutela judicial, en un caso que implicaría directamente a algunas esferas de la Policía Nacional y en el que se investigan los audios de Villarejo. La Fiscalía Anticorrupción pide que se impute a Fernández Díaz por los “muy numerosos y concluyentes” indicios de su participación en los hechos.
La 'Operación Cataluña'
El libro también recoge algunos episodios sobre el supuesto uso de medios policiales en operaciones al margen de las decisiones judiciales. ¿Existió un sector de la Policía Nacional que se dedicó a hacer trabajos alternativos y con fines políticos? Jorge Fernández Díaz explica su verdad en el libro. Al hablar de la Operación Cataluña -supuesta operación de desgaste con medios del Gobierno contra líderes independentistas-, el exministro del Interior se presenta como una víctima.
Un poco de contexto: el diario Público presentó unas grabaciones en las que Fernández Díaz hablaba en su despacho con el director de la Oficina Antifraude de Cataluña, el magistrado Daniel de Alfonso, para incriminar de diversos casos de corrupción a líderes separatistas. A su juicio, las grabaciones estaban manipuladas para ofrecer un falso relato de esa conversación, que tuvo lugar en octubre de 2014.
“Es obvio que la operación periodística contra mí tenía unas intencionalidades políticas muy claras. En primer lugar, destruirme personal y políticamente, pero, de paso, también erosionar al PP, sobre todo de aquellas elecciones”. Se refiere a las elecciones generales de 2016, ya que las informaciones se publicaron poco antes de la celebración de los comicios.
Las grabaciones en su despacho
Pero, ¿por qué se grabó esa conversación en el despacho de Fernández Díaz? El exministro asegura que no tenía conocimiento de que había micrófonos encendidos en la sala, y apunta directamente el Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía Nacional, Eugenio Pino. “El DAO ordenó que se grabaran porque, como él había sido el intermediario, quería conocer lo tratado para saber si había algo operativo a lo que él luego tuviera que encargarse de darle continuidad […]. En el momento de la reunión no tuve conciencia de que nos estuvieran grabando, esa es la verdad”.
Y a alguien que ha ocupado el puesto de ministro del Interior, ¿no le sorprende que le grabaran en su despacho sin su conocimiento? “Es una praxis común en ámbitos policiales grabar conversaciones […]. Puede ser, simplemente, para facilitar la redacción del acta y el resumen de los temas tratados […]. También se recurre a la grabación de conversaciones que se prevén delicadas para que pueda garantizarse lo que se ha dicho y lo que no se ha dicho”.
Pero Fernández Díaz niega que en aquella conversación se fraguase ningún tipo de operación de desgaste político contra líderes independentistas. ¿Operación Cataluña? “Jamás en el Ministerio del Interior, donde trabaja mucha gente, alguien oyó hablar de ella”. También niega la existencia de ninguna “policía patriótica” ni “nada por el estilo”.
El cerco se estrecha en torno a Jorge Fernández Díaz, un exministro del Interior que en sus memorias cuenta algunos episodios -siempre bajo el aura autoimpuesta de la inocencia o el victimismo- que cobran especial relevancia en su futuro judicial más inmediato.