Podemos asume la gravedad de la crisis diplomática con Marruecos y que en esta difícil situación el presidente Pedro Sánchez se juega el futuro del Gobierno. La reflexión interna ha sido contundente y se ha ratificado este miércoles tanto en el sector de Yolanda Díaz como en el de Ione Belarra. Las dos principales dirigentes del partido coinciden en que no pueden elevar el choque con el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska por los miles de migrantes devueltos en caliente, puesto que la “complejidad” de la situación diplomática puede afectar la supervivencia del Ejecutivo.
El partido morado condena las más de 4.000 devoluciones en caliente que han ejecutado en tan solo dos días las autoridades del Estado en la frontera de Ceuta. Pero la situación es tan crítica que Podemos ha decidido que en este momento "no puede generar una crisis" sobre este punto, más allá de presionar a Marlaska para que renuncie a aplicar la medida, pero sin que la polémica trascienda a nivel público.
Se impone la 'realpolitik'
Podemos ha entrado pocos días después de la salida de Iglesias en el camino de la realpolitik. Lo ha hecho por dos factores: el primero atañe a la situación de liderazgo todavía virtual de Belarra en el partido (el nuevo congreso se celebrará el próximo 13 de junio, y todavía faltan por definir los nuevos equipos de trabajo y la línea estrategia que mantener en el Gobierno), y el segundo por la gravedad de la crisis diplomática, que sin duda ha pillado a los morados y al resto del Gobierno de Pedro Sánchez en contrapié.
“Sánchez sabe que en esta crisis no puede fallar”, resumen desde Podemos para explicar el grado de alarma máxima que se ha instalado en la Moncloa y en el Consejo de Ministros. A nivel público, Podemos ha afirmado que, más de una crisis humanitaria, la situación de Ceuta se asemeja a una crisis diplomática. El problema es que en el Gobierno son conscientes de que la situación puede desembocar en un verdadero incendio internacional con consecuencias para todo el Ejecutivo.
El hecho de que el presidente del Gobierno haya intervenido personalmente en al asunto ha reforzado la postura de los que en Unidas Podemos pedían cautela, como adelantó este diario. Y ahora, el empeoramiento de la situación en Ceuta y Melilla mueve el debate interno en el partido a prepararse para "días o semanas" de incertidumbre y tensión.
Miedo a la represalia de Argelia y China
Fuentes gubernamentales recuerdan que el asunto no se limita a las relaciones bilaterales entre Madrid y Rabat, sino que involucra a otros países, como Argelia, que es clave en el tablero energético (por ahí pasa el gasoducto del Magreb, cuya concesión a Naturgy caduca en octubre), y hasta China. De ahí que por la mañana del pasado martes tanto Yolanda Díaz como Ione Belarra, es decir, las dos almas que alternan moderación y radicalismo en el equipo de Unidas Podemos, coincidían en que el asunto era de enorme gravedad, y que no quedaban márgenes para las polémicas.
Podemos asegura no haber tenido nada que ver con la llegada del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, a España, considerado por Rabat el origen del conflicto. Los morados creen que había razones “humanitarias” que justificaban su traslado al hospital, pero sostienen que los socialistas han sido los responsables del embrollo. Se desconoce si Pablo Iglesias tenía información reservada sobre el asunto, aunque a nivel alto e intermedio del partido nadie sabía lo que estaba ocurriendo. El líder del Frente Polisario fue ingresado en gran secreto en Logroño a partir del pasado 22 de abril, mientras que Iglesias salió del Ejecutivo el 30 de marzo.
La situación es crítica y en Podemos ha generado malestar la actuación de Íñigo Errejón, quien a lo largo del pasado martes ha mostrado más contundencia que los morados en atacar a la Monarquía de Mohamed VI. El líder de Más País aspira a obtener protagonismo en la cuestión migratoria y ha pedido sancionar la fortuna económica del monarca en Europa. También ha hablado de frenar los "chantajes" de Marruecos. Podemos, en cambio, ha mostrado un perfil bajo y se encuentra bloqueado entre la crítica que quiere ejercer contra las devoluciones en caliente y la necesidad de actuar con la máxima cautela. Tan solo contestó a Errejón la diputada de Podemos Idoia Villanueva, quien habló un día después de él de "chantaje" de Marruecos en la crisis de Ceuta.
Choque de baja intensidad con Marlaska
Marlaska, por su parte, no tiene ninguna intención de ceder a las peticiones de los morados. El ministro es partidario de atajar con contundencia la crisis, y la bajada del flujo migratorio en las últimas horas parece darle la razón. Aun así, en Podemos sostienen que las imágenes que circulan de policías y militares españoles acompañando no siempre de forma pacífica a los migrantes hacia las puertas de acceso a Marruecos “no son deseables”.
En cuanto a la ministra de Exteriores Arancha González Laya, tanto los ministros de Podemos como los responsables de algunos importantes departamentos del PSOE creen que sale "muy tocada" de esta crisis. Ella es considerada la verdadera responsable de la situación de caos. En el Ministerio de Interior sostienen que toda la operación de acogida y traslado del líder del Frente Polisario fue pilotada desde Exteriores, y sin el consentimiento de Marlaska.
A la espera de que se calmen las aguas, Podemos intenta centrarse en el asunto de la acogida de los menores. Belarra se ha reunido con los representantes de las comunidades autónomas para ubicar a los más de 4.000 menores que han llegado en los últimos días a Ceuta. Es la primera prueba de fuego de la nueva ministra pocos días después de haber heredado el cargo de Iglesias, quien de momento guarda silencio sobre todo lo ocurrido.