Estamos perdiendo lo que todavía no habíamos encontrado. Esta paradoja bien merece la invención de una nueva palabra. La enormidad de la desgracia, con la consiguiente imposible cuantificación, es uno de los perfiles de nuestro tiempo: tan devorador él que se lleva por delante casi todo lo logrado y no poco de lo desconocido.

El análisis de las imágenes de las cámaras de seguridad realizado por peritos expertos en accidentes ferroviarios para Associated Press revela que el tren no frenó cuando cogió la curva de A Grandeira sino que entró en la curva acelerando.Los peritos estiman una velocidad de entre 144 y 192 kilómetros por hora en un tramo limitado a 80. 

"Es un acomplejado sin ninguna cultura democrática y tiene muy poca dignidad", declaró el expresidente del Barcelona sobre Sandro Rosell. Joan Laporta también es acordó de Josep Lluis Núñez, que criticó su gestión económica: "Son unas declaraciones patéticas. A Núñez no se le entiende ni cuando habla y chochea. Es el gurú de Rosell y se descalifica por sí mismo".

El Tribunal Supremo se ha colocado en el centro de la sospecha política después de exonerar al exministro José Blanco de culpas en el ‘caso Campeón’, de librar al expresidente balear Jaume Matas de pisar la cárcel y de archivar la investigación abierta por presunto cohecho a la presidenta navarra, Yolanda Barcina. Tres decisiones en solo una misma semana sobre la ‘tangentopoli’ a la española que han disparado las sospechas de un apaño del PP y el PSOE con el poder judicial para esconder los casos de corrupción, evitarse daños caseros y velar por la imagen exterior de España.

El descarrilamiento de un tren Alvia que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol, dejando 77 víctimas mortales hasta el momento, es el primer accidente que se ha producido en España en una línea de alta velocidad y uno de los más graves ocurrido en nuestro país en décadas. 

María del Carmen Rodríguez Quijano comunica al juez Ruz que cambia de letrado. Acompaña el escrito con una carta del que ha ejercido este papel hasta ahora en la que éste apunta que abandona dicha función porque aún no ha cobrado un euro de su minuta. Es el mismo abogado que defiende su marido y que lleva más de un año pidiendo al magistrado que libere dinero embargado para poder cobrar.