La medida impuesta por Carmena de bajar la velocidad a 70 km/h en la M-30 para reducir las emisiones, tal y como ya contamos en VOZPOPULI, no asegura una reducción de los consumos y las emisiones. Es, ante todo, una medida destinada a incrementar la recaudación por multas debido al exceso de velocidad en esos días de restricciones, cuando la Policía Municipal de Madrid amplía su presencia con radares móviles en los tramos que, como la M-30, ven reducida de 90 a 70 km/h la velocidad máxima.
Un estudio realizado por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea lo confirma, y los técnicos encargados del estudio aseguran que los datos de consumo y emisiones obtenidos a distintas velocidades revelan que los turismos, tanto con motores diésel como de gasolina, consumen prácticamente lo mismo a velocidades entre 60 km/h y 90 km/h.
Los vehículos, según los datos recogidos por Efe, alcanzan su máximo consumo y, por tanto, de emisiones de CO2 y del resto de gases contaminantes, especialmente los conocidos como NOx (óxidos de nitrógeno), catalogados en 2012 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como agente cancerígeno, primero a velocidades cortas y luego por encima de los 90 km/h. Entre 60 y 90 km/h la curva consumo-velocidad es muy plana, sin apenas diferencias en los registros de consumo, que van a variar según la utilización más o menos adecuada que se realice del cambio de marchas.
La curva de consumo según la velocidad realizada por el JRC (Joint Research Centre), Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, ratifica este comportamiento de los motores de combustión interna. En esta curva, las variaciones de consumo en los motores diésel, los mayoritarios en el parque automovilístico español y los mayores emisores de NOx, son más estrechas que las mostradas por los motores de gasolina.
No obstante, la emisión nominal de NOx por litro de combustible puede variar en función de las medidas anticontaminantes aplicadas en cada automóvil, ya que en los más modernos, especialmente los de la norma Euro6, instalan en la línea de escape "trampas para NOx" que prácticamente reducen a la nada las emisiones más nocivas, caso de los óxidos de nitrógeno, las partículas y los hidrocarburos no quemados en las combustión.
La combustión por cada litro de carburante en vehículos de gasolina genera 0,06 gramos de NOx por kilómetro y los diésel 0,08 gramos, antes de ser sometida esta emisión a tratamiento en la línea de escape. También recuerdan los expertos que, además de la ineficaz reducción de la velocidad a 70 km/h, está el hecho de actuar sobre una única fuente emisora, la del automóvil, que sólo es productora de una pequeña parte de la contaminación urbana, ya que el tráfico rodado contribuye únicamente con alrededor de un 25 % del total de las emisiones, sumados los vehículos industriales. En consecuencia, imponer medidas restrictivas únicamente a una parte reducida de los emisores de gases no resuelve la lucha contra las altas concentraciones de emisiones nocivas.
