La coordinación ha sido la clave para que tres buques de la Armada española hayan interceptado y monitorizado hasta seis buques de guerra de Rusia en aguas próximas a nuestras costas. Una misión delicada, teniendo en cuenta que se ha producido en vísperas de los mil días de guerra de Ucrania, y que se ha desarrollado tanto en el Atlántico como en el Estrecho de Gibraltar.
La cadena de acontecimientos arrancó el pasado 7 de noviembre, cuando la fragata Méndez Núñez, de la Armada española, realizó un seguimiento sobre dos buques de la Federación de Rusia: la fragata Neustrashimyy y el buque de aprovisionamiento Pashin. Ambas se encontraban en las inmediaciones de las costas callegas. Según ha podido saber Vozpópuli, la actividad se prolongó durante dos días, hasta el 9 de noviembre, cuando los buques rusos abandonaron la región.
Un episodio similar se produjo apenas dos días después, aunque en el mismo escenario de las aguas que bañan las costas de Galicia. En este caso, la fragata protagonista de la Armada española fue la Blas de Lezo. Entre el 11 y el 13 de noviembre, siguió el rastro de una agrupación rusa aún mayor, compuesta por la fragata Almirante Golovko, el buque de aprovisionamiento Vyazma y el buque Kildin, cuyos principales cometidos están relacionados con la obtención de inteligencia.
La Blas de Lezo tomó el relevo de un buque francés que venía monitorizando a la agrupación rusa desde aguas atlánticas más al norte. La fragata española siguió a los tres buques rusos desde el golfo de Vizcaya hasta que dejaron atrás el litoral gallego, momento en que se transfirió la operación a un buque de la armada portuguesa.
El tercer protagonista de la Armada es el patrullero de altura Vigía, que entre el 13 y el 16 de noviembre, mientras desarrollaba su despliegue de presencia, vigilancia y disuasión en aguas del Estrecho de Gibraltar, interceptó a la corbeta Merkury durante su tránsito por la región. Inmediatamente después tomó el testigo del citado buque de la armada portuguesa y también monitorizó a la fragata Almirante Golovko, el buque de aprovisionamiento Vyazma y el buque Kildin, que dejaban atrás las costas lusas para adentrarse en el Mediterráneo a través del Estrecho.
Misiones de vigilancia
Las operaciones de monitorización y seguimientos de buques de guerra de la Federación Rusa son una constante para la Armada española desde que el presidente ruso, Vladimir Putin, lanzase sus tropas sobre Ucrania. Son numerosos los casos en los que los buques españoles siguen el rastro de las naves rusas cerca de nuestras costas: entre los episodios más recientes, el que se produjo el pasado mes de octubre, cuando el buque de acción marítima Rayo interceptó un submarino y un remolcador de las Fuerzas Armadas rusas a su paso por aguas próximas a Baleares.
Tal y como detalla el Estado Mayor de la Defensa (EMAD), el Mando Operativo Marítimo es el órgano de la estructura operativa de las Fuerzas Armadas, subordinado al Jefe de Estado Mayor de la Defensa responsable, a su nivel, del planeamiento, conducción y seguimiento de las operaciones permanentes de vigilancia y seguridad de los espacios marítimos de soberanía, responsabilidad e interés nacional.
"Las Operaciones de Presencia, Vigilancia y Disuasión son una herramienta eficaz para mantener la vigilancia de los espacios terrestres, marítimos y aéreos de soberanía, lo que permite detectar anticipadamente amenazas y facilitar una respuesta inmediata y viable ante cualquier potencial crisis", apunta el EMAD.