Resulta fascinante constatar que cuando un determinado asunto jurídico tiene relevancia política las interpretaciones que aporta la “Academia” son sospechosamente coincidentes con la tendencia política del académico correspondiente.

Hace más de una década escribía yo, con notable inocencia, que me resultaba sorprendente que algunos juramentos o promesas de los señores diputados de entonces se realizaran “por imperativo legal” o añadiendo curiosas fórmulas que hacían