Alberto Fabra y Artur Mas, presidentes de los Gobiernos valenciano y catalán respectivamente, insisten en su discurso conciliador sobre la alternancia de ambas comunidades como anfritrionas del GP de Fórmula 1 a partir del año próximo, pero las palabras no se corresponden con los hechos. Porque ambos circuitos venden ya entradas de 2014 sin que Bernie Ecclestone haya confirmado cuál de los dos acogerá la única carrera del Mundial que se celebrará en España.

La reunión entre los responsables de las Haciendas estatal y catalana deja un acercamiento de posiciones, según han revelado a Vozpópuli fuentes de la negociación. El Ministro de Hacienda dejó entrever que flexibilizará el déficit autonómico a finales de mayo. El conseller pide un margen idéntico para todas las autonomías sin privilegios ni mayores márgenes para Cataluña: un tercio del estatal.

La Federación Española de Tenis apuesta por Madrid como sede de la eliminatoria de la Copa Davis en la que España se jugará la permanencia en el Grupo Mundial frente a Ucrania. Las fechas ya se conocen, del 13 al 15 de septiembre, y el escenario preferido es la Plaza de Las Ventas, inolvidable por aquella exitosa semifinal disputada ante Estados Unidos (4-1) en 2008.

Pacto de conveniencia entre Cataluña y Madrid: el soberanismo que abanderó Artur Mas en las pasadas elecciones baja escalones a cambio de un alivio temporal para sus finanzas que ha obligado a la Generalitat a bailar sus prioridades. El conflicto catalán pasa, pues, a una nueva fase en la que Mariano Rajoy empieza a controlar también, en parte, el calendario de la consulta independentista.

El presidente de la Comunidad de Madrid almorzó con el ministro el pasado martes para hablar sobre el nuevo modelo de financiación. Madrid y Valencia harán frente común ante Hacienda por entender que han sido maltratadas en la financiación per cápita de sus respectivas comunidades. Valcárcel también está muy crítico. Rajoy advierte que también escuchará a los presidentes autonómicos que no son del PP "aunque algunos no parezcan entenderlo".

A la Generalitat se le han atragantado las cuentas de 2013, necesitadas de un nuevo recorte de gasto superior a los 4.000 millones de euros, y el Gobierno ha encontrado en esta dificultad una oportunidad de oro para facilitar el descarrilamiento del pacto a favor de la independencia que CiU selló con Esquerra Republicana al inicio de la legislatura catalana. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tiene la llave y ya ha anticipado que piensa utilizarla “para hacer política”.  

El ministro de Justicia estuvo detrás de la presión que el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ejerció sobre el fiscal jefe de Cataluña, Martín Rodríguez Sol, para que tirara la toalla. Alberto Ruiz Gallardón presenta su destitución, así la concibe, como un “escarmiento” para evitar que fiscales y jueces hablen de política. “Les vamos a meter en cintura”, amenaza a los magistrados más locuaces.

“¿Alguien me puede explicar qué coño está pasando?”, balbució Artur Mas a sus más estrechos colaboradores la noche electoral del 25 de noviembre cuando conoció que CiU había sufrido un severo resbalón en las urnas. Dos meses después, más débil que nunca y entregado a los caprichos de Oriol Pujol, ha encendido el motor soberanista en Cataluña regalando un éxito sin precedentes a los republicanos.