Quien visita la isla por primera vez se sorprende al ver un embargo tan real como eficaz: tiendas vacías, sueldos miserables y una diferencia enorme entre ricos y los demás. No hay mendigos; sí buscavidas permanentes.

El Tribunal de Cuentas ha dictado el embargo preventido de sus bienes por un desvío injustificado de fondos públicos del Ayuntamiento de Marbella. Los herederos de Gil y los exconcejales del grupo político homónimo fueron condenados como responsables directos.