Cuando Jeffrey Tambor dice que “en comedia, el tipo calvo suele ser el dentista, el abogado, el director, el profesor…”, sabe de lo que habla. En sus casi 40 años de carrera en televisión, él, su calva y su aspecto de hombre común han pasado por algunas de las series más recordadas, pero los grandes premios como los Emmys se le han escapado hasta en seis ocasiones. El éxito de su aclamado papel en ‘Transparent’ ha acabado con esa maldición: los de frente despejada también pueden tener buena suerte.  

Es mejor desengañarse. El motor que mueve el mundo no es ni el amor, ni la bondad -ni siquiera el odio o la maldad-, sino la incompetencia. Ocurre así desde que nos caímos del árbol (¿hay mayor signo de incompetencia para un mono que ser incapaz de mantenerse en una rama?) y ocurre, por supuesto, en el día a día de Selina Mayer, la ficticia vicepresidenta de Estados Unidos a la que está dedicada ‘Veep’, una serie que, tras cuatro temporadas en antena, ha conseguido arrebatar el trono de la comedia estadounidense a ‘Modern Family’.