Los socialistas catalanes se van a estrellar en las urnas y el PSOE con ellos. Este es el mal presagio que se ha instalado en la mayoría de los despachos de su Grupo Parlamentario, donde se asiste con resignación al intento de fuga de no pocos exministros a las moquetas europeas. “Cuando Rubalcaba despertó, el PSC todavía estaba allí”, resume un diputado emulando el cuento de Monterroso.

El rechazo mayoritario al plan soberanista en Cataluña patrocinado ayer por Rosa Díez en el Congreso ha vuelto a desgastar las costuras que unían al PSOE y al PSC. Alfredo Pérez Rubalcaba tuvo que convocar a su gabinete de crisis y en la reunión escuchó una seria advertencia de los socialistas catalanes: no habrá nuevas votaciones junto al PP en contra del plan soberanista y mucho menos a remolque de Rosa Díez.

El líder socialista ha abierto esta mañana el comité federal del PSOE proponiendo recetas de Estado para Cataluña en las que ni siquiera hay consenso dentro de su propio partido. Alfredo Pérez Rubalcaba ha defendido incluir en la Constitución las señas de identidad para esta comunidad autónoma que tumbó el Tribunal Constitucional en 2010, orillando en público la división interna que castiga al PSC.

La ayuda que el primer secretario del PSC, Pere Navarro, le está prestando a Alfredo Pérez Rubalcaba puede salirle cara. En el socialismo catalán se tiene la impresión de que Navarro ha ganado una batalla en la votación registrada hoy en el Parlamento catalán, pero ha perdido la guerra. De hecho, el ala catalanista del partido ya prepara la revancha y aspira a conquistar el cartel electoral para la Alcaldía de Barcelona y el de las próximas autonómicas.

Alfredo Pérez Rubalcaba ha conseguido amortiguar su enfrentamiento con los socialistas catalanes, pero el acuerdo está cogido con hilos. Mientras voces todavía tan sonoras como las de Alfonso Guerra o José Bono cuestionan su apuesta federal, el PSC sigue marcando territorio con su renuncia a asistir mañana a la manifestación promovida por el PP y Ciudadanos en Barcelona para celebrar la Constitución.

Dicen que a la tercera va la vencida, pero Carmen Chacón vuelve a tener las cartas en contra. En el nuevo acercamiento de Alfredo Pérez Rubalcaba a los socialistas catalanes no solo influye la necesidad del PSOE de emitir un mensaje único sobre el desafío soberanista en Cataluña sino también el interés del actual secretario general en abortar cualquier posibilidad de que la exministra de Defensa pueda alcanzar el cartel electoral.

Faltan 15 días para la conferencia política y Alfredo Pérez Rubalcaba no las tiene todas consigo en su propósito de evitar que el debate se centre en el cambio del futuro cartel electoral. De momento, el líder socialista se ha propuesto minar los apoyos que Carmen Chacón tiene en el PSC, el principal baluarte con el que la exministra de Defensa le disputó la secretaría general hace 20 meses.

Espera que el anuncio del president de posponer a 2016 una consulta plebiscitaria rompa el acuerdo con ERC y le obligue a echarse en brazos de Pere Navarro, una opción más "moderada" que podría terminar con el sueño soberanista. Los populares descartan un nuevo adelanto de los comicios ante el riesgo de poner en bandeja a los independentistas el triunfo electoral, tal y comno vaticinan incluso sondeos de la Generalitat.

El enfrentamiento entre los socialistas catalanes y el resto de las federaciones por el modelo territorial lo está intentando limar Alfredo Pérez Rubalcaba con un acuerdo de conveniencia que evite la ruptura con el PSC. El Consejo Territorial tiene previsto alumbrar este sábado en Granada un documento ambiguo que en modo alguno resuelve las diferencias internas sobre el concepto de Cataluña como nación o sobre el ‘derecho a decidir’ que tanto escuece a los socialistas andaluces, extremeños o castellano manchegos.