Las elecciones griegas del pasado domingo arrojaron resultados reveladores sobre el sentir del pueblo griego. La victoria por la mínima fue para Nueva Democracia, encabezado por Andoni Samarás, quien hacía público a última hora del lunes el fracaso a la hora de formar gobierno, sin necesidad de agotar los tres días de plazo que se le otorgaban para ello. La responsabilidad recae ahora sobre Syriza, la Coalición de Izquierda Radical, segunda fuerza política y ganadora moral de los comicios.
El líder izquierdista, Alexis Tsipras, rechazaba ayer la petición de apoyo de Samarás, justificándola con que éste había firmado y apoyado el memorándum de medidas de austeridad a cambio del segundo plan de rescate, algo que "esclaviza al país. Nosotros somos serios, trabajaremos para que haya un Gobierno de fuerzas principalmente de izquierda para que Grecia se despliegue del memorándum y de la política de recortes, y para que éstas sean reemplazadas por una política de desarrollo", declaraba este lunes.
También advertía el líder izquierdista de que no se tomase ninguna medida hasta que el nuevo gobierno se formase y obtuviese la confianza del parlamento, en alusión a las amenazas del FMI de no desembolsar nuevos tramos del rescate si se paraliza el plan de medidas firmadas. "Todos los que en vísperas de las elecciones chantajeaban al pueblo deben cesar su chantaje y escuchar el mensaje del pueblo griego, que rechaza la continuación de la austeridad del mismo modo que está empezando a rechazarse en toda Europa", añadía.
Su mensaje ha calado en un país empobrecido
Tsipras es actualmente el político más valorado del país, y ha logrado que su formación destrone al Pasok como primer partido de izquierda, pasando de un tradicional nicho de votos de entre el 3 y 5% al 16,76%. En los últimos años ha criticado con dureza la política económica del gobierno de Papandreu y de Papadimos, rechazando los planes de rescate para dar prioridad a las políticas de crecimiento económico y a la mejora de la protección social. "Durante años han tomado decisiones sin preguntarnos. Es tiempo de que la democracia vuelva al lugar donde nació", exhortaba.
Ahora tiene en sus manos la formación de un gobierno decisivo en Grecia. Se inclina por las fuerzas izquierdistas, aunque no se cierra a otras. De momento, Izquierda Democrática (Dimar) de Fotis Kuvelis ya se ha mostrado favorable a que Syriza asuma la formación de gobierno. Pero hay puntos de fricción, ya que Kuvelis advertía de que para que su partido entre en una coalición, las políticas del gobierno deben pasar por mantener al país en la Unión europea y la eurozona, y 'desencadenarse' del acuerdo de medidas de austeridad promovido por Bruselas para el segundo rescate.
Han de concretarse las medidas para ver si llegan al entendimiento. Si Syriza no logra formar gobierno, el Pasok sería el encargado de hacerlo, y si tampoco lo lograsen, habría que celebrar nuevas elecciones.