Más de la mitad de la economía mundial depende de la naturaleza y sus servicios, como polinización, agua o aire limpio. La agricultura, silvicultura, producción de bioenergía y pesca no existirían sin los procesos y servicios ecosistémicos ambientales, que dependen de una o pocas especies. El Fondo mundial para la naturaleza (WWF) estima que la inacción puede resultar en costes acumulados de diez billones de dólares hasta 2050 en cultivos, capturas de peces, inundaciones y desastres. Lógicamente, las empresas no desean que esto ocurra. Y, es que, la pérdida de biodiversidad, que ha preocupado mucho tiempo a científicos, ha comenzado a convertirse en un riesgo financiero importante para empresas e inversores