Alfonso Gallardo pasó de chatarrero a gran empresario gracias a los favores políticos de Ibarra. Ahora, ya rico, se olvida de la vía negociadora y anuncia el despido de los 534 empleados de Siderúrgica Balboa y el cierre de la planta como represalia por la oposición sindical a un recorte salarial, lanzando así todo un órdago al presidente Monago.

Manuel Jiménez Barrios, presidente de los socialistas de Cádiz y nuevo consejero de Presidencia, gestionó una partida de 24.000 euros de la Junta de Andalucía al Ayuntamiento de Chiclana que acabó en la celebración de un mercado de muestras. También tuvo que prestar declaración ante la Guardia Civil –fue regidor de este municipio de 1994 a 2004– sobre la prescripción de 1.707 expedientes sancionadores de urbanismo entre 2003 y 2006.

Sostiene un conocido lobista madrileño, antaño asiduo visitante del despacho de Luis Bárcenas en la calle Génova, que el asunto que nos ocupa, “en un país serio”, se hubiera resuelto con la aparición del susodicho muerto por ahogamiento en su cama, con una almohada sobre la cara, o bien enviando a Oslo a un hombre de toda confianza con plenos poderes para reunirse en secreto con el prenda y negociar con él un acuerdo cerrado y sellado.