Paula Vázquez ya ha vitrificado sus óvulos y anima a todas las mujeres a hacerlo. De hecho, la vitrificación de óvulos es una práctica cada vez más extendida que permite a las mujeres a guardarlos y almacenarlos en una clínica mientras aún son fértiles –la edad recomendada para hacerlo es de 20 a 25 años- para poder ser madres, solteras o no, en el día de mañana. Esto plantea “una auténtica revolución social”, nos exclama Paula, cuyo grito para nuestra sección es claro: “Ahora que las vírgenes pueden ser madres, ¿se lo permitirá la iglesia a las monjas? AL fin y al cabo, María era una virgen, ¿No?”.