Ni Florentino Pérez, ni Blas Herrero, ni Atresmedia, ni Mediaset han aportado nada nuevo a la TDT. Las televisiones exigieron al Gobierno nuevas licencias y, una vez que se las concedió, las han utilizado para emitir espacios enlatados y programas de ficción que ya se habían estrenado en sus principales cadenas. O, peor, para subarrendárselas a grupos extranjeros. El único proyecto que promete algo diferente es el de Secuoya, aunque de momento en su parrilla predominan los programas importados.