Amazon continúa imparable en la producción de contenidos de ficción. Tras triunfar en los Globos de oro con ‘Transparent’, la compañía ha anunciado que su estudio ha contratado a Woody Allen para ponerse al frente una serie de televisión. Será la primera ocasión en la que el director de ‘Annie Hall’ realice una obra de ficción para la pequeña pantalla.

¿Qué nos deparará el 2015 en materia televisiva? El año empieza de lo más movidito, con un futuro más que incierto para la máquina que todo lo puede -ya saben, Sálvame-, rumores incesantes sobre cambios de cadena para algunos presentadores y un panorama, admitámoslo, de lo más aburrido. Si el 2014 lo hemos vivido con contención, esperemos que el nuevo año sea un despiporre. Desde luego, nos lo merecemos.

¿No están cansados de tanto Miguel Ángel Silvestre y Rubén Cortada? Los sex symbols de manual se han apoderado de nuestra televisión. Torsos musculados, brazos de acero, miradas penetrantes y una barbita incipiente, esos parecen ser los requisitos para que alguien se convierta en un objeto de deseo. Pero seamos sinceros, hay vida mucho más allá de estos estereotipos, y una vida, sin duda, mucho más interesante. Repasamos a esos 'otros' sex symbols de la televisión que tanto nos gustan.

El presidente valenciano, Alberto Fabra, ha mostrado su disposición a abrir una nueva televisión pública valenciana si las cuentas de esta comunidad autónoma lo permiten. El anuncio pilló por sorpresa a los diputados, incluidos los de su partido; y se estima que estriba en su rivalidad con el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, que inaugurará su propio canal de TDT.

Mientras España se encuentra todavía conmocionada por el estreno del reality Adán y Eva el pasado martes, debemos recordar que no es la primera vez que vemos desnudos en las producciones nacionales. De acuerdo, no tantos ni tan prolongados, pero sí hemos tenido oportunidad de echar un vistazo a algún que otro descuido más o menos premeditado. ¿No se acuerdan? Pues repasen con nosotros.

Los pequeños de la casa han tomado la televisión de una manera gradual y pacífica. Y es que en pocas semanas los espectadores han asistido a cómo un grupo de críos con más o menos arte campaban a sus anchas en el prime time. Todo ello desde que Telecinco puso en marcha el irregular Pequeños gigantes y Antena 3 hizo lo propio con Tu cara me suena mini, donde rostros ya consagrados del programa como Santiago Segura, Roko o María del Monte comparten escenario con un grupo de jovencitos con mucho talento emergente. Dos nuevas fábricas de niños prodigios, en resumidas cuentas.

Hace pocos días, un conocido periódico, que no es el que ustedes están leyendo, preguntaba a sus lectores si, ante los datos de audiencia debería cerrar Televisión Española. Y créannos, no se precipiten en la respuesta. Puede que el ente público tenga muchos problemas -y algunos muy longevos-. Pero ¿es todo tan negativo? ¿No hay ninguna solución razonable? ¿De verdad estamos dispuestos a rendirnos al capital?

Cuando decimos la frase ‘hace diez años’ instantáneamente nos trasladamos a la década de los años 90, a pesar de que nos referimos a 2004. La nostalgia de la última década del siglo pasado ha vuelto últimamente en la moda y en la música, con los pantalones altos y el grunge y el rock de garaje. En cuanto a la televisión, los años 90 fueron prolíficos, emitiendo algunas de las series que movían a millones de espectadores. 

Los doctores nos infunden una mezcla de temor, respeto e incluso ira con sus batas blancas y sus estetoscopios colgados del cuello. Son los grandes protagonistas del hospital. Sus sabios consejos o sus miradas de crítica -deje usted de fumar, haga deporte, no tome grasas ni sal, amigo...- hacen que les cojamos cariño u odiemos siquiera pasar por su consulta. Lo mismo sucede en nuestros televisores, aunque en este caso solamente os presentaremos a los cinco peores de la pequeña pantalla.

A los espectadores nos encantan los pequeños guiños televisivos, son los pequeños momentos que archivamos en nuestra mente y pasan a formar parte de los más memorables de nuestras series favoritas. Los programas siempre intentan incluir en los episodios algún cameo de algún personaje famoso, lo que ellos llaman guest star, o lo que es lo mismo: estrellas invitadas. Os mostramos las apariciones más sorprendentes de las serie de televisión.

Cuando empieza la temporada estival más calurosa las cadenas de televisión modifican su programación. La mayoría de canales de televisión tienen un programa o serie que repiten cada verano hasta la saciedad. Las reposiciones son clásicos de verano que rellenan huecos a menor coste -y algunas obtienen hasta índices de audiencia decentes-. Hoy repasamos cuáles son las series de televisión que llevamos viendo los últimos veranos. 

La televisión debía ser la única disciplina que el mexicano Guillermo del Toro -cineasta, guionista, novelista, dibujante y autor total- no había tocado aún. Problema solucionado: basada en su propia serie de novelas escritas junto a Chuck Hogan, posteriormente adaptadas al formato cómic, la nueva serie del canal FX, The Strain, viene a solucionar ese extremo y de paso proponer a los espectadores una de las experiencias más viscerales y entretenidas del verano.

Es indiscutible que el deporte líder en Europa es el fútbol, o lo que los americanos llaman soccer. Ya sean merengues, culés, bermellones o turcos, el fútbol mueve masas. Por eso el mundo televisivo se ha atrevido con este género y ha intentado seducir a los hinchas con series dedicadas en cuerpo y alma al deporte soberano.

El western, un género cinematográfico de indios y cowboys, muy aclamado por los fans del lejano Oeste a pesar de que pasen los años. No hace falta más que ver la programación de las tardes de verano en televisión: las pantallas quedan inundadas de paisajes áridos y vaqueros polvorientos disparando sobre sus caballos.

Cada día los vemos a través de nuestras pantallas presentando informativos, magazines y programas. Algunos llevan décadas de televisión a sus espaldas, pero siguen igual de enérgicos y juveniles que cuando empezaron. ¿Ser presentador de televisión es el elixir de la eterna juventud? Desde luego que para estos rostros televisivos lo parece.

Este verano no tienes por qué perderte tus series de televisión favoritas aunque estés de vacaciones en algún lugar recóndito. ¿Quieres estar al día de las últimas noticias o simplemente relajarte mientras ves una película tirado en la playa? Pues con tu smartphone y estas aplicaciones es posible.

Asesinos caníbales, limpiadores de cadáveres, depredadores sexuales y psicópatas manipuladoras son algunos de los tipos presentes en las series de televisión actuales. Estos programas están tan preocupados en retratar los lugares oscuros del alma humana que a punto están de provocar un olvido injusto en nuestra maleable mente seriéfila. No, no nos referimos al recuento de víctimas de todos los anteriores -que bien daría para otro tema aparte-. Sabemos que ser bueno no significa ser tonto, pero explorando esa conexión, hoy os hablamos de la figura del tonto, el buenazo, el secundario cómico al que quieres achuchar... o asesinar.

En España hay algo que no se perdona: el éxito. Y ya si se ha conseguido al frente de eso que se llama “telebasura”, todavía menos. Jorge Javier Vázquez es el presentador más demandado y, a la vez, el más odiado. Una muestra más de la división a la que nos enfrentamos los españoles cada día. Pero, ¿hay tantos motivos para odiarle?

Entre la zona inferior de la nariz y los labios existen todavía grandes historias sin contar. Ah, el bigote. Sólo en el ámbito catódico, comenzando en los sensuales y peludos 70 y acabando en nuestro querido Rusty Cohle, estirando las piernas por el camino en la taberna de Deadwood, nos percatamos de que la incomprendida figura del mostacho siempre ha estado ahí. Menuda injusticia: como dirían todos los tipos que encontrarán más abajo en este artículo, un buen bigote es la respuesta y solución a todos los problemas de la vida. Pero no uno cualquiera, porque un buen bigote hay que ganárselo, canallas.

Internet ha cambiado nuestra manera de comunicarnos, de leer la prensa, de hacer la compra y hasta de ver la tele. Pero no de consumir programas de televisión, sino de ver la tele en el sofá con el mando a distancia, como toda la vida, porque, aunque nos sentemos frente al televisor igual que cada noche, no vemos la tele igual que antes, la vemos con Internet.

No sabemos si odiarlas o amarlas. Si fueran nuestras madres seguramente las odiaríamos y tendríamos muchos motivos para requerir los servicios de un psiquiatra. Afortunadamente estas madres sólo existen en la ficción y, por mucho que estos personajes nos enamoren como espectadores, no nos gustaría tener con ellas ningún lazo de sangre.