Nadie lo escuchará reconocer en público a sus principales dirigentes, pero en los cuarteles generales de los dos grandes partidos sigue sin descartarse una gran coalición después de las generales, como mal menor para conducir una legislatura inestable que puede acabar en un devastador tornado si la recuperación económica se tuerce.

¿Cómo sería una Cataluña gobernada con el apoyo de la formación antisistema e independentista radical de la CUP? Tras las elecciones catalanas del pasado 27 de septiembre, los 10 diputados de este grupo asambleario –sobre un total de 135 escaños- tienen la llave de la gobernabilidad para investir a Artur Mas o a otro presidente de Junts pel Sí (62 escaños). La CUP defiende la salida de Cataluña del euro, de la UE, expropiaciones y nacionalizaciones en los sectores del agua, industrial y de pisos vacíos.

Si Cataluña declara la independencia, un buen número de infraestructuras construidas y financiadas por el Gobierno central quedarían “atrapadas” en un estado extranjero y, además, que no pertenecería a la Unión Europea. La solución más ágil consistiría en un proceso de expropiaciones con una valoración que vendría determinada por los costes de amortización.

Por más que los soberanistas insistan en que Madrid debería sufragar las pensiones de una Cataluña independiente, la casuística se antoja harto reveladora: España no paga ninguna pensión de un trabajador que sea de otro país a menos que haya un convenio de la Seguridad Social. Ningún país lo hace, y existe además un precedente no muy lejano porque España no costeó las pensiones del Sáhara tras la independencia.

La Bolsa de Barcelona está integrada en el sistema de interconexión bursátil propiedad de Bolsas y Mercados Españoles. Si se produjera la independencia de Cataluña, es difícil que las grandes y medianas empresas cotizadas escogieran un sistema menor, por lo que el 'nuevo' mercado de valores quedaría relegado para las pymes.

El PSOE ya tiene en el horno la reforma constitucional que incorporará a su programa electoral. En ella no solo se encara el nuevo encaje de Cataluña en España, sino que también se hacen guiños a Andalucía en un título casi monográfico dedicado a los hechos diferenciales de cada territorio. Pedro Sánchez quiere evitar los agravios comparativos.

Tan sólo cuatro países se han independizado en los últimos veinte años sin el reconocimiento suficiente como para que fuesen asistidos por un programa de rescate tipo FMI: Montenegro, Eritrea, Sudán del Sur y Timor Oriental. Fuera de cualquier institución internacional, si los catalanes se independizan tendrían que escoger entre la opción de Montenegro o la de Eritrea...