Cientos de miles de indígenas han sido expulsados de sus tierras con la complicidad de las grandes ONGs conservacionistas y en nombre de un concepto colonialista de la naturaleza. Comunidades y activistas denuncian que las detenciones y torturas continúan ante una sociedad que se siente moralmente superior y se preocupa más por el bienestar de los osos panda que por las vidas humanas.