A pesar de la desconfianza y el escepticismo ante la iniciativa, es lógico que se perciba como una oportunidad para quienes no renuncian participar en el espacio público sin someterse a la sumisión del izquierdismo

El problema sigue siendo la multimillonaria fortuna de su padre, por más que haya renunciado ¿Tolerará el jefe de un Estado defraudado que hermanas y sobrinos se lo repartan sin más? ¿Forzará una regularización?

Me resulta inevitable la desconfianza sobre los mesías contemporáneos. Sobre esos filántropos que aparentemente actúan en favor del bien común y presuntamente no ganan nada con su generosidad. Desde Bill Gates hasta Elon Musk. O los cocineros y párrocos locales