Sería delito de odio cuestionar los tejemanejes de la mujer del presidente del Gobierno pero no lo es la falsa denuncia de éste -¡en pleno Congreso!- de supuestos trajines de la esposa del jefe de la Oposición

Debe de haber más de uno y más de dos paisanos distraídos, por fin, de los trajines que se traen entre manos los incansables de la koldosfera, aunque sea con el gesto japonés de acechar las temidas réplicas del seísmo

Verse sepultado una tras otra por decenas de leyes es ya algo que fuerza a descartar la soberana imagen instaurada por Puente para sustituirla por la del pelele rodeado de títeres

Sé bien que Talleyrand, aquella buena pieza que navegó a lo largo de su vida a través de tirios y troyanos, no es, en principio, la mejor fuente a que un demócrata puede recurrir para censurar los trapicheos políticos.