Ahí tienen a una condenada por terrorismo (¿es eso lo mismo que “terrorista”?) anunciando un triunfo –nada heroico, por cierto—que anula en la práctica la legítima defensa del orden democrático
No sabemos cuánto podrá durar todavía la deplorable escena del Poder acogotado sin remedio. La prospectiva política tiene poco que hacer frente a la ley de la selva
Sería delito de odio cuestionar los tejemanejes de la mujer del presidente del Gobierno pero no lo es la falsa denuncia de éste -¡en pleno Congreso!- de supuestos trajines de la esposa del jefe de la Oposición
Debe de haber más de uno y más de dos paisanos distraídos, por fin, de los trajines que se traen entre manos los incansables de la koldosfera, aunque sea con el gesto japonés de acechar las temidas réplicas del seísmo
Verse sepultado una tras otra por decenas de leyes es ya algo que fuerza a descartar la soberana imagen instaurada por Puente para sustituirla por la del pelele rodeado de títeres
En Barcelona hace tiempo que tocaron a rebato y en Venecia se da ya por fracasado todo proyecto de limitar esa invasión creciente considerada tan peligrosa como la proverbial inundación
El icono dominante en nuestra vida pública no es hoy el del idealista derribando el Muro berlinés sino el del vopo de la nueva Stassi recomponiéndolo desde el otro lado
El tiempo ha probado que el descrédito y hundimiento actual del PSOE no ha sido sino la previsible consecuencia de la obra programada por un mandatario efectista
Sé bien que Talleyrand, aquella buena pieza que navegó a lo largo de su vida a través de tirios y troyanos, no es, en principio, la mejor fuente a que un demócrata puede recurrir para censurar los trapicheos políticos.
Acaso nunca la suerte de España, su destino, en definitiva, se subastó más barata en la almoneda postmoderna. Ni nunca el saqueo fue tan palpable, tan público, como ahora