Aunque las aplicaciones actuales de la inteligencia artificial son impresionantes, prevemos que su rápido progreso dará lugar a sorprendentes avances tecnológicos y a una enorme creación de valor económico. Si estamos dispuestos a considerar que una neurona artificial no es fundamentalmente distinta de su homóloga biológica, podemos imaginar una red neuronal artificial comparable en escala al cerebro humano que, con el entrenamiento adecuado, podría tener capacidades similares