Tras una decisión insólita, por esperpéntica y anómala, consistente en desaparecer de la vida pública y abandonar sus obligaciones para “reflexionar” sobre su futuro, Pedro Sánchez ha tomado la única decisión que era de esperar

Las sistemáticas cesiones al nacionalismo excluyente hace tiempo que dejaron de ser una excepción para convertirse en un patrón de gestión gubernamental

Reformar el Código Penal a la medida del separatismo no es una infamia más: es la que confirma que Sánchez carece de límites a la hora de arrastrar a la democracia española hasta lo más profundo del fango para mantenerse en el poder

La espuma que suelen levantar las más llamativas decisiones judiciales y sus correspondientes reacciones partidarias, casi siempre camuflan las verdaderas corrientes de fondo que condicionan la vida política de las

La elección de Quim Torra como presidente de la Generalitat de Cataluña por parte de un Parlamento profundamente dividido y sin ningún viso de estar capacitado para promover a corto

Se ha insistido mucho en que la manipulación nacionalista, regada con abundante dinero público, es lo que hoy amenaza la unidad de España. Pero no habríamos llegado hasta aquí si una parte relevante de la sociedad catalana no hubiera sucumbido al narcisismo.

El retroceso de los torys y el avance de los laboristas no es ni de lejos lo suficientemente significativo como para sacar a Gran Bretaña de su sonambulismo; al contrario, el resultado electoral agrava el desconcierto político y complica la posición británica en las negociaciones del Brexit añadiendo nuevas contradicciones.

A lo único que Castro fue siempre fiel fue a su pistola y, por supuesto, a sus ambición de poder. Así pues, pistola y ambición, violencia y totalitarismo constituyen la auténtica esencia Castro. Por lo demás, el comunismo fue la ideología de la que se sirvió para erigirse en dictador.

Cuando nuestra incompetencia desborda el ámbito doméstico y empieza a dañar muy gravemente las expectativas de todos los españoles, lo menos que se puede hacer es agachar la cabeza y marcharse.

Lo que se espera de Ciudadanos es que ponga sobre la mesa las reformas de rigor, pocas y claras, y fiscalice al Partido Popular. Y no hay mejor manera de hacerlo que formando parte del propio gobierno.