Estas son todas las enfermedades que puedes combatir comiendo aguacate

La práctica de ejercicio físico y una dieta equilibrada son las claves para una vida sana. Así lo aseguran los expertos que recomiendan mantenerse activos y cuidar al máximo la alimentación, incluyendo ingredientes que aporten los nutrientes que nuestro organismo necesita para estar fuerte y evitar enfermedades. Alimentos como la miel, admirado desde la antigüedad por sus propiedades; el aceite de oliva, convertido en el rey de la dieta mediterránea; o los aguacates, un superalimento con muchos beneficios para la salud.

Originario de México, Colombia y Venezuela, el aguacate fue duramente cuestionado durante años por su aporte de grasas. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado no solo los beneficios para la salud de este alimento, también las virtudes de esas grasas.

Según la Fundación Española de la Nutrición, “las grasas que contiene el aguacate son en su mayor parte insaturadas (monoinsaturadas), destacando en particular el elevado contenido en ácido oleico”. Y precisamente el aporte de este tipo de ácido graso es el responsable de gran parte de sus beneficios.

Las enfermedades que el aguacate ayuda a combatir

Pero además de su contenido en ácido oleico, el aguacate, a diferencia del resto de frutas que apenas contienen “es fuente de vitamina E, un potente antioxidante”; de vitamina C; y de vitamina B6, “de hecho, un aguacate de peso medio aporta el 33% de las ingestas recomendadas de este nutriente en el caso de los hombres, y de un 38% en el de las mujeres”.

Entre los minerales, el aguacate destaca por su aporte de potasio, que contribuye al normal funcionamiento del sistema nervioso y de los músculos. Además, esta fruta también es reconocida por su contenido en fibra.

Un contenido nutricional que han convertido al aguacate en uno de los superalimentos más consumidos y admirados, que ayuda a combatir algunas conocidas enfermedades como estas:

-Colesterol alto: como decíamos, el aguacate es, al igual que el aceite de oliva, rico en ácido oleico, un compuesto que reduce el colesterol malo (LDL) y contribuye a aumentar los del llamado colesterol bueno (HDL).

-Hipertensión: el ácido oleico también es hipotensor, y ayuda a reducir los niveles de tensión arterial. Algo a lo que también contribuye su aporte de potasio.

-Enfermedades cardiovasculares: gracias a su aporte de ácido oleico, el aguacate tiene efectos cardioprotectores y combate algunos de los principales factores responsables de las enfermedades cardiovasculares, como el colesterol y la hipertensión. Así lo aseguran numerosos estudios, como el publicado en el ‘Journal of the American Heart Association’, que apunta a la importancia de este alimento a la hora de reducir el riesgo cardiovascular, y recomienda el consumo de dos o más porciones a la semana.

-Artritis: esta enfermedad se caracteriza por la hinchazón y dolor de las articulaciones, una dolencia que podría encontrar alivio en el aguacate. Así lo aseguran diferentes investigaciones que señalan que el consumo de esta fruta podría reducir los síntomas, proporcionando alivio a quien lo padece.

-Cáncer de próstata: según un estudio de la Universidad de California, en Los Ángeles, la luteína (carotenoide) presente en el aguacate podría disminuir el crecimiento de las células del cáncer de próstata en un 25%. Así, algunos expertos señalan que esta fruta podría ser eficaz en la prevención y tratamiento complementario de esta enfermedad.

-Enfermedades oculares: y también la luteína sería clave para proteger la salud ocular, reduciendo el riesgo de enfermedades oculares como las cataratas.

-Estreñimiento: gracias a su contenido en fibra, el aguacate ayuda a cuidar de la salud intestinal y evitando el estreñimiento.

-Problemas de memoria y enfermedades neurodegenerativas: según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Illinois, el aporte de luteína de los aguacates, un compuesto con propiedades antioxidantes, beneficia a la salud cerebral y mejora la capacidad cognitiva. Así, señalan que su consumo puede proteger contra el declive cognitivo, e incluso contra algunas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.