Keanu Reeves no para de matar durante todo el metraje. Ese podría ser el mejor resumen de John Wick 4, garantía de éxito para unos, información básica para el descarte para otros. Uno podría afirmar, sin llegar a exagerar, que en esta cuarta entrega de la saga del famoso asesino a sueldo, tan esperada para los fans del género y para el público más hambriento de ese cine que ayuda a desconectar, que en esta película hay más disparos que palabras.
Esto no es una sorpresa, pero en esta ocasión, y a pesar de los diálogos y de los duelos dialécticos, John Wick mata más que nunca. Da la impresión, por momentos, de que los disparos suenan al ritmo de la manecilla del reloj que marca los segundos en los 169 minutos que dura la película. Tres horas y veinte minutos con 14 grandes secuencias de acción trepidantes en las que no entra un gramo más de adrenalina.
El exceso, pues, es el principal ingrediente de John Wick 4, que llega este viernes a los cines, y quienes ya la han visto -también esta redactora de Vozpópuli- afirman sin dudar que esta es no solo una de las mejores películas de acción del año, sino también de los últimos tiempos, que ha superado con creces a cualquier otra parte de la saga y que pone el listón alto en el género, con elogios a la altura de los que recibió, por ejemplo, Mad Max: furia en la carretera (2015), de George Miller.
¿Obra maestra del cine de acción? John Wick aterrizó en 2014 con una primera entrega que rompía la monotonía del cine de acción y elevaba las expectativas entre las grandes producciones. En ella, Keanu Reeves es un asesino a sueldo en Nueva York que trata de vengarse de quienes le arrebataron todo. En 2017, la acción se traslada a Roma con brillantes efectos visuales y algo de humor negro bajo el título de John Wick: Pacto de sangre, mientras que en 2017, con John Wick: Parabellum, la tercera parte, el asesino se convierte en el oscuro objeto de deseo de multitud de sicarios con una propuesta similar y que, además, consiguió el mismo nivel de buenas críticas.
En esta ocasión, la acción se traslada de Nueva York a Japón, Berlín y París, adonde John Wick viaja tras un largo retiro movido por su sed de venganza, un sentimiento tan fuerte que por sí solo es capaz de provocar las coreografías más espectaculares de persecuciones, caídas estremecedoras, golpes, artes marciales, peleas cuerpo a cuerpo y un catálogo infinito de disparos y cañonazos. Con nuevas reglas, se verá obligado a desafiar al líder sádico de La Alta Mesa, el Marqués.
¿Lo mejor? Los encuentros de John Wick con viejos amigos. Algunos mantienen la fidelidad. Otros, en cambio, no tienen otra opción que entregarse a la confrontación con la mayor dignidad y el mayor respeto posible por su adversario y, a pesar de las circunstancias, gran amigo. Uno de ellos es Caine, un maestro de las artes marciales con ceguera encarnado por la superestrella de acción y artes marciales Donnie Yen (Rogue One: una historia de Star Wars), nueva en el reparto, que da vida a una antigua amistad que se vuelve contra él cuando La Alta Mesa amenaza a un miembro de su familia.
Y si el apartado más sentimental no funciona, no importa, porque John Wick 4 tiene algunas de las secuencias de acción más memorables que se recuerdan en el género, como aquella que ha precisado un equipo de 35 especialistas y 200 extras de fondo durante más de dos semanas de rodaje en un club nocturno situado en un antiguo edificio industrial de Berlín.
El banquete visual está asegurado en esta apabullante sinfonía testosterónica que, una vez más, dirige Chad Stahelski, que tiene pendiente de estreno para 2024 la película Ghost of Tsushima, la adaptación a la gran pantalla del famoso videojuego de acción y aventuras. Paco Delgado, diseñador de vestuario, y la actriz Natalia Tena, son los participantes españoles de una nueva entrega de la famosa saga que se mantendrá contundente en la cabeza del espectador.
Messidor
¡Disfrutémosla! Que la próxima será Jane Wick 5, protagonizada por una negra lesbiana obesa.