Los políticos europeos están demasiado ocupados regalando dinero a los ladrones que gobiernan los países de origen de los emigrantes. ¿A cambio de qué? Esa es una buena pregunta

Después de siete años de sahumerios y peregrinaciones para besar sus manos, Puigdemont se ha convertido en algo parecido a ese hermano del novio que, en las bodas, ha bebido demasiado y no hay forma de mandarlo para casa