La periodista Marta G. de la Vega compartió hace unos días un tuit que resume el estercolero que es ahora mismo la política gubernamental: "Ya ni me acuerdo de lo que hizo el Tito Berni". Los casos de corrupción e incompetencia se acumulan y el PSOE va surfeando sobre ellos con recursos de maestro consumado, así que toca centrarse y priorizar. En una reciente charla de bar, alguien me comentaba que deberíamos escoger una sola pregunta y machacarla ad nauseam en cualquier comparecencia de altos cargos del PSOE. Su propuesta era concreta y tomaba la siguiente formulación: "¿Por qué el PSOE consideró cruciales la primeras horas tras el terremoto de Marruecos pero no las de la Dana de Valencia?" Mi colega apostaba por convertirlo en una versión más educada y sofisticada del "Qué te vote Txapote" para demostrar que el PSOE no tiene respuesta digna para eso.
Mucha gente que respetaba a Margarita Robles está decepcionada con su lamentable comportamiento en el encuentro con las víctimas de Valencia. Más allá de que tenga razón o no sobre a quién corresponden las competencias, resulta inadmisible hablar así a las personas sobre las que tienes poder, mucho más si atraviesan un momento tan dramático. Estos días se está confirmando que los políticos viven en una burbuja mediática de polémicas, intereses y expectativas que les separa de los españoles de a pie. La batalla política cotidiana exige aparcar la humanidad y por eso les resulta tan complicad mantener la calidez personal que requiere gestionar una catástrofe devastadora como la de Valencia. Mientras la sociedad ayuda y reconforta, desde los heroicos voluntarios hasta los empáticos futbolistas, la mayoría de la casta política se muestran incómoda y fuera de lugar.
El peor veredicto posible sobre nuestras élites lo emitió el general Francisco Javier Fan Pampols cuando dijo en las televisiones que aceptaba ser el vicepresidente para la reconstrucción en Valencia a condición de que su trabajo no se politizase
La sospecha de incompetencia -casi la certeza- se cierne alrededor del PSOE, también por supuesto del PP, pero debemos exigir siempre más a quien maneja el poder nacional (que es mucho mayor, digan lo que digan). Militares, policías y personal sanitario han sentido la frustración de querer contribuir a la reconstrucción de su país y que no les dieran permiso con la rapidez y medios necesarios. El peor veredicto posible sobre nuestras élites lo emitió el general Francisco Javier Fan Pampols cuando dijo en las televisiones que aceptaba ser el vicepresidente para la reconstrucción en Valencia a condición de que su trabajo no se politizase. Dijo eso porque tenemos un clase dominante que no duda en convertir los problemas nacionales en batallitas personales de poder.
El crítico másferoz del PSOE
La trama alrededor de Víctor Aldama puede eclipsar la tragedia de Valencia en los medios del mismo modo que la Dana tapó el caso Errejón. La actualidad tiene un ritmo que nos supera y nos aturde por eso es buena propuesta centrarse en Valencia escogiendo esa pregunta concreta sobre Marruecos y la Dana, ya sabemos que el crítico más feroz del PSOE es el propio PSOE de hace seis meses o un año. En esos dobles raseros se resumen las disfunciones del actual del PSOE, que lleva ya anda más pendiente de resolver sus problemas judiciales que los problema ssociales de España, cada vez más extendidos y urgentes. A estas alturas, podemos darnos el lujo de olvidar lo que hizo el Tito Berni, pero nunca el sufrimiento de miles de valencianos.